Tengo que pegar este grito vagabundo como una forma de protesta nacida desde mis oídos porque desde el fallecimiento de ambos –Joe Arroyo 26 de julio de 2011, Jairo Varela 8 de agosto de 2012-, no hay quien escriba algo que valga la pena en este país en una gran variedad de aires musicales. Protesto porque no hay derecho a tanta basura auditiva que ofende al tímpano y afecta al buen gusto, a pesar de entender que estamos en otros tiempos y que debo aceptar los cambios. Esto lo aprendí en una conversación con un amigo acerca del merengue a millón, pues yo seguía en la sabrosura delapambichao y el sibaeño; pero él me aterrizó diciendo bróder, son los nuevos tiempos, es merengue para esta juventud, no para nosotros.
Por eso estoy abierto a lo nuevo, tratando de encontrarle lo mejor para disfrutarlo yo también, pero es inútil, no encuentro nada rescatable. Hay un conceptouniversal que se llama estética que es preciso comprender para establecer una distancia crítica con el movimiento musical actual. Esta palabra viene del griego aisthetiké (sensación, percepción) y éste de aisthesis (sensación, sensibilidad), es una rama de la filosofía que estudia la esencia y la percepción de la belleza, pero no hay que ser filósofo para apreciar el arte porque, en últimas, se trata de generar sensaciones, me gusta o no me gusta, ahí todos somos iguales.
Uno de los pilares de la música es la lírica, lo que dice el compositor, que debe tener algún detalle, una metáfora, un giro lingüístico que cautive –“En invierno tu calor yo fui, di que sí; tu sombra en verano ardiente soy. Yo mitigué tu sed de amor esa noche, mi ninfa, di por qué te marchas”. “No me niegues la vida que yo quiero ser feliz, dame la esperanza que yo quiero sonreír. Si te encuentras no me huyas, no te burles, no me engañes”-, pero busca uno en el dial algo que siquiera rime y encuentra que el éxito es ShakyShaky de DaddyYankee, repitiendo las palabras hasta la náusea; o algo más moderno, TaquiTaqui de un tal DJ Snake, que compite con el anterior en quién repite más las dos palabras.
Sé que no es fácil componer, mucho más difícil emular a estos dos monstruos pero, al menos, los compositores deberían hacer un esfuerzo por lograr algo con un mejor nivel de lo que suena en la actualidad –hay uno que menciona de frente a la “pussy”, la vulva-, para que nos ayuden a no decir la odiosa frase la música de antes era mejor.
Por mi parte, desde este 26 de julio hasta el 8 de agosto, y mientras alguien compone algo que me seduzca para volver a escuchar esa composición, rendiré homenaje a Álvaro José Arroyo González y Jairo de Fátima Varela Martínez, por lo que alcanzaron a dejar en sus 56 y 63 años, creando temas que llegaron para quedarse en nuestra alma bohemia.
¿Será que esta carencia ejemplifica también el estancamiento que tenemos como país donde es fácil habituarse a lo malo?
haroldomartinez@hotmail.com
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