Considerando el estupendo resultado electoral de Sergio Fajardo (4.589.696 votos), me reafirmo en la percepción de que el candidato de la Coalición Colombia botó la Presidencia de la República por una insuficiente capacidad de cálculo (paradójico en un líder político con PhD en matemáticas). ¿Mal asesorado también?
Fajardo pierde la Presidencia porque comenzando el mes de febrero, cuando aún ostentaba la camiseta amarilla en las encuestas, se negó a una consulta interpartidista con Petro, De la Calle y Caicedo. Tuvo una segunda oportunidad después del 11 de marzo cuando se tomó el café con De la Calle, pero el intento fue tardío.
En teoría, si Fajardo y De la Calle se unieran a Petro podrían inclinar la balanza a favor del candidato de la Colombia Humana. Pero, para ello, tendría que producirse el milagro de un gran acuerdo político y de gobernabilidad. De lo contrario, Petro seguirá cabalgando solo, como el llanero famoso, con la esperanza de una remontada difícil frente a Iván Duque que le lleva una ventaja de 2.718.439 votos.
Petro ha hecho una campaña sin precedentes en la historia de un candidato antiestablecimiento. Con sus extensos y pedagógicos discursos de plaza pública alcanzó la hazaña de 4.851.254 votos, superando ligeramente a Fajardo por 261.558 votos, y ampliamente a Vargas Lleras por 3.443.414 votos y a De la Calle por 4.452.074 votos.
Petro conquista esta caudalosa votación pese a que sus contendientes posicionaron la historieta de que este simboliza el castro-chavismo y el peligro de convertir a Colombia en otra Venezuela, una colosal imbecilidad de la que seguramente se habría burlado don Nicolás Maquiavelo. A Petro le han colocado el logo de comunista como si su historia política personal no estuviera ligada al M-19, un movimiento heterodoxo que jamás fue marxista-leninista y cuya bandera siempre fue la democracia. Pero, como el miedo vende y esto hace parte del perverso marketing político colombiano, a Petro le han instalado esta especie de letra escarlata para descalificarlo.
De los 7.569.693 votos de Duque se puede decir que expresan, en parte, el considerable apoyo electoral que ha logrado transferirle –a la manera de una transfusión sanguínea– el expresidente Álvaro Uribe, sin duda, uno de los políticos más extraordinarios que ha dado el país en toda su historia.
Los guarismos del Atlántico (331.687 votos por Petro) y (85.634 por Fajardo) para un total de 417.321 votos, están diciendo que es increíble que este Departamento no haya puesto –el pasado 11 de marzo– senadores y representantes de las llamadas fuerzas alternativas. Ojalá estos resultados y los que faltan del 17 de junio, incidan en las elecciones locales de 2019. Todo dependerá de que estas nuevas fuerzas políticas se unifiquen monolíticamente y respalden buenos candidatos a la Gobernación, a la Asamblea, a las Alcaldías y a los Concejos.
@HoracioBrieva
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