El viernes en la inauguración en el  MAMB de la exposición del joven artista José Horacio Martínez miré embelesada la fuerza del colorido brutal y la agonía de las aguatintas donde exhibe dos tendencias diametralmente opuestas en apariencia que, sin embargo confluyen: tintas de cabezas de negros de rostro adolorido y triste y el festín del color de la selva atravesada por ríos que perfectamente pueden ser imágenes de la región donde hoy un río recupera su derecho a fluir libre y no se detiene en túneles ni con presas, que fueron diseñados en lejanas oficinas con instrumentos virtuales. Como si conociera de antemano el desastre de Hidroituango, Óscar Alzate-Roldán describe la magnificencia de la obra: “Geografía de la incertidumbre: hoy tenemos la certeza de que las aguas cambian constantemente y con ellas los perfiles que dan forma a la ‘tierra”.

El óleo El velo (mapa de corrientes), me hizo temblar porque así vengo imaginando que será el desastre nacional si esa represa no aguanta la violencia de un río crecido y trancado de manera absurda por la vastedad de la soberbia humana, la terquedad de unos pocos poderosos que impusieron esa represa, aún y a pesar de las advertencias y ruegos de los ambientalistas, que sí sabían de qué clase de montañas y ríos estaban hablando por experiencia in situ, y no como los diseñadores, que solo estudiaban sobre mapas y con sobrevuelos en helicópteros. Fueron muchos años de lucha pacífica a la que le respondieron con plomo y cobró muchas vidas, como las de Hugo Albeiro George Pérez y Luis Alberto Torres Montoya, denunciadas por la Federación Internacional de Derechos Humanos, FIDH. Apenas dos de los miembros masacrados del movimiento Ríos Vivos de Antioquia que se sigue oponiendo a esa monstruosidad de obra que, si la concluyen, como esperamos, dada la magnitud de la calamidad pública en que ha sumido a ese departamento, acabará con el modo de subsistencia y la vida cotidiana de miles de personas, en una zona muy contaminada. O sea, de dos males elijo el menos peor, como dicen en las montañas paisas.

Con la esperanza de que cuando esto leas, amigo lector, la presa de Hidroituango continúe en pie y su apresurada terminación, al menos, esté en un nivel de realización que garantice que no habrá una riada del río Cauca con olas de 12 metros y sigan en pie muchas poblaciones y vivas miles de personas de su ribera, así como de la zona de La Mojana en Sucre y hasta en los pueblos de las orillas del Magdalena, te invito a visitar en el Museo de Arte Moderno la exposición de José Horacio Martínez, ‘Geografía de la incertidumbre’, premonitoria sin proponérselo, para sentir en carne viva la inmersión en las profundidades del agua y el color tanto como palpar la vida de los afrodescendientes, que en pleno siglo XXI siguen esclavizados en la defensa de sus territorios ricos en metales preciosos y tan golpeados por la infame violencia del conflicto armado. 

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