Es una excelente noticia que la Selección Colombia haya clasificado al mundial de Rusia. El entusiasmo del país es desbordante hasta el punto de que no obstante la desaceleración de la economía, figuramos entre los países que más han comprado boletas para asistir a este Mundial. Entre otras, porque vale un dineral, pero para eso sí hay plata. Además, los restaurantes, los bares, los almacenes que venden televisores, radios, etc., están felices porque se les dispararán las ventas, lo que mejorará la economía, además del grado de felicidad de muchos. No causarán euforia solamente aquellos partidos en los cuales participe Colombia, sino todos, porque de la situación de los demás (sus triunfos, empates o derrotas) también dependen los resultados para nuestro país. Es muy respetable que el fútbol tenga tal importancia, porque en medio de tanto odio, algo que nos una es altamente bienvenido.
Como se trata de ser realistas, o las mujeres nos entusiasmamos por este deporte o perdemos a nuestras parejas, hijos, nietos y demás miembros masculinos de la familia o de nuestro círculo de amigos. Es así de simple, porque muchas ya lo hemos padecido. No sé si ya muchas de ustedes lo han notado, pero ya los noticieros empiezan por fútbol; los periódicos llenan sus primeras páginas con toda clase de noticias sobre los jugadores, sobre Pékerman, que se merece el premio de la paciencia con estas opiniones tan emocionales de los fanáticos de este deporte. La razón para sentir solidaridad con él es porque lo elevan al cielo cuando el equipo gana y lo descienden sin miramientos al infierno cuando pierde.
Mi recomendación a la mayoría de la población de este país que está constituida por mujeres, 51% frente a 49% de hombres, es que aprovechemos la oportunidad de este Mundial, porque si tenemos que aprender de este deporte lo más conveniente es hacerlo con los mejores. Esos son los que van a estar con el Mundial. Habrá uno que otro equipo colado que llegó por suerte, pero en general serán sus mejores representantes de este deporte, y por ello vale la pena empezar a entusiasmarse con la emoción de los hombres ante esos pases magistrales, goles que generan esos gritos interminables que hemos escuchado con un poco de envidia.
Pero pensando en voz alta, las mujeres entre ‘la hinchada’ también producirán efectos positivos para la sociedad, en dos casos específicos. Como se supone que en general somos menos violentas físicamente, nuestra presencia puede bajarles los niveles de agresividad de los seguidores de distintos equipos. Pero algo más, entre los hinchas, si hay mujeres, probablemente habrá menos crueldad con esos jugadores –como Falcao y James– que los hombres suben a las nubes cuando lo hacen bien y los acaban cuando cometen errores. Las mujeres le pondremos humanidad al fútbol. Así que anímense, amigas, para compartir momentos con estos hombres que se vuelven irreconocibles ante un partido de la Selección.
cecilia@cecilialopez.com
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