El mejor Falcao está de vuelta. No andaba muerto ni mucho menos de parranda. Hubo quienes sentenciaron que ya no tenía el nivel para brillar en Europa, sugirieron que pensara en el retiro, que sus mejores días habían pasado, que estaba acabado. Lo cremaron aquellos que escupen fuego cuando hablan de fútbol, los que prenden hoguera y queman a todos sin mediar análisis.
Quizá son los mismos que al final del semestre pasado sepultaron al Barcelona y ya hoy, empezando la Liga de España, tienen en ‘crisis’ al Real Madrid.
El mundo del balón da muchas vueltas, hoy te bañan en champagne y mañana te tiran tomates, hoy eres Pelé y mañana un pelele, ‘O Rei de los paquetes’.
Lamentablemente somos (hinchas y periodistas) demasiado ligeros para hablar de este deporte en el que se sube y se baja constantemente.
Afortunadamente ‘el Tigre’ no bajó la guardia y después de su mal rato en Manchester United y Chelsea, recuperó su mortífera pegada en el Mónaco. Hoy es el máximo anotador en la Liga de Francia y la principal esperanza de gol de la Selección Colombia de cara a las dos últimas y cruciales fechas de la eliminatoria al Mundial Rusia-2018.
Más Columnas de Opinión
Junior y la sanción a Jorge Duarte
En los más de cuarenta años que he estado en la industria de los medios de comunicación, el fútbol siempre ha sido la misma historia. Los temas del Junior de Barranquilla, por partidos accidentados y fallos arbitrales, siempre se maximizan y s
¡A marchar este 21 de abril!
Algunos colombianos manifiestan que las marchas “no sirven para nada” y por esa razón prefieren quedarse en la comodidad de su hogar, a pesar de las evidentes amenazas en el escenario político; otros creemos que son una herramienta participa
Actuar como jauría
Los paisas protestan en gavilla, cual jauría. Les temen, y obligaron a Petro y a sus ministros del sector a echar tremenda reversa y a comprometerse con las inversiones que habían negado para culminar un túnel, obra por la cual armaron tremendo
El malestar
Estamos viviendo tiempos de postverdad, caos, violencias, basta con ver las noticias y con analizar nuestras vidas, para concluir que padecemos la pobreza de no tener tiempo, de estar corriendo tras un mandato planetario de productividad, de estr