Las tías chéveres
Ser tía chévere implica apoyar el proceso de formación de los padres, pero desde una galaxia afectiva pacificada y con libertad a las locuras que alimentan el espíritu, no nos creemos las madres, tenemos claro nuestro rol y nuestra presencia, somos felices compartiendo el crecimiento de esa nueva generación que se atreve más que nosotras, que tienen menos sometimiento a prejuicios, que están decididos a conquistar el mundo.
La vida sin las tías chéveres no sería lo mismo, tenerlas como aliadas y alcahuetas de sueños es una bendición, mujeres poderosas e inspiradoras que no tienen la carga social de ser madres pero si la libertad de amar con paz, jugar, sorprender, viajar o tejer diálogos muy interesantes con sus sobrinos o sobrinas ¿Qué sería de nuestras vidas sin mujeres valiosas como las tías? ¿Qué sería de nuestra vida sin la sobrinada inquieta, es decir sin ser las tías chéveres? En cualquiera de los casos las mujeres son fuente de inspiración y no solo desde el paradigma patriarcal de – cuidado abnegado y casi que obligado a ser perfecta – sino desde el derecho a la complicidad, la ternura y el goce; porque si hay algo que se deleite es el amor de los y las sobrinas, sus ocurrencias, sus juegos y su amor genuino.
He tenido la posibilidad de ser la sobrina de las tías chéveres y la tía chévere de maravillosos sobrinos, desde antes de nacer ya era tía, tener sobrinos mayores que yo es todo un viaje emocional, ser tía tan joven me hacer ser actualmente – tía abuela – es decir, ver crecer a los hijos e hijas de mis sobrinos mayores, eso es tremenda oportunidad de vida, cargado con muchos aprendizajes, aventuras y afectos.
Qué lindo tener la oportunidad de vivir el rol de – tía chévere – desde visiones libres, feministas y de gran compromiso para que mi universo de sobrinada (pues tengo más de 30) se vea impactado por mi buen ejemplo, que se inspiren a defender sus derechos y sus sueños, que vean en mí la imperfecta tía, con libertad de cometer errores pero con plena claridad y compromiso en ayudar a que muchos caminos se abran para ellos y ellas.
Ser tía chévere implica apoyar el proceso de formación de los padres, pero desde una galaxia afectiva pacificada y con libertad a las locuras que alimentan el espíritu, no nos creemos las madres, tenemos claro nuestro rol y nuestra presencia, somos felices compartiendo el crecimiento de esa nueva generación que se atreve más que nosotras, que tienen menos sometimiento a prejuicios, que están decididos a conquistar el mundo; que inspirador ser la tía chévere de una nueva generación que no se silenciará y que tiene el poder de la jovialidad, de esas fuerzas que les permiten emprender grandes apuestas.
Me siento orgullosa de ser la tía chévere de mis sobrinos biológicos y de los hijos/hijas de mis amigas/amigos es genial tener la oportunidad de aportar a sus vidas y de dejar el recuerdo del amor en ellos y ellas, todo lo que conlleve a tejer afectos, amor y felicidad es bienvenido, eso es la vida una oportunidad para crecer y creSer, soy felizmente la tía chévere o como dicen en mi caribe hermoso – la tía universal; estoy para mis sobrinos pero ellos también para mí, para regalarme la oportunidad de ser feliz y no tener miedo a sentirme niña o joven, libre de gozarme los momentos, de jugar y de tomar tiempo de calidad para aprender infinitas cosas de ellos.
Que vivan las tías chéveres y los sobrinos/sobrinas mágicas que nos inyectan de vida, amor y felicidad. Que vivan las tías que ayudan a empoderar a una nueva generación y que pretenden aportar a la liberación de tantos prejuicios (tontos) que dificultan vivir a plenitud.
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