Catarsis
Aún hay mucha tela por cortar especialmente en ese tema de las interpretaciones machistas de temas feministas.
El mundo está en constante movimiento, todo es dinámico y hasta lo que queremos quieto se mueve. Como dice el refrán “para los gustos colores” aunque haya cosas que no se presentan con las mejores tonalidades. Esta es una columna catarsis, esa catarsis que necesitas hacer para respirar mejor.
La pandemia toma formas incontrolables, parece estar jugando tiro al blanco con los ojos cerrados con la humanidad y de manera aguda con algunos territorios como en el que yo nací, La Guajira. Muchos dirán pero que exagerada si en todas partes hay contagiados y muertos, les aseguro que duele mucho saber que esta pandemia ha desvestido el hecho de que no hemos comprendido la realidad de un país pluricultural, que el enfoque diferencial nos quedó grande como Estado, que la constitución pasa a ser un saludo tosco a la bandera y que la Colombia profunda es la tierra del olvido.
Mientras no nos reponemos del impacto de la pandemia, de los duelos combinados con pánico o incertidumbre, aunque de manera resiliente intentamos concentrarnos en la vida y no someternos a la energía mortífera de estos tiempos; recibimos otro zarpazo llamado reforma tributaria que han bautizado con una narrativa coquetamente peligrosa prometiendo beneficiar a los más necesitados, pero entre el dicho y el hecho hay mucho trecho.
De otro lado, siguen los asesinatos de líderes, lideresas, indígenas, mujeres, entre otros; y nadie hace nada, aunque muchos advirtieron “me van a matar” terminaron siendo caudillos del olvido que seremos.
Los victimarios continúan argumentando sus delitos en la “ira y el intenso dolor” o afirmando que tienen amnesia, como el caso en el que el tipo no recuerda haberle propiciado 7 hachazos a la expareja con una de las hachas que coleccionaba, pero huyó y cambió su apariencia para que nadie lo identificara ¿Qué amnésico planea su huida como todo un delincuente? Definitivamente estamos en un mundo donde la realidad supera la ficción, el realismo no es mágico, sino súper inmágico y las mariposas amarillas están tomando otros colores menos brillantes y alegres.
Así muchas cosas están pasando y mientras la ciencia trabaja para dar respuestas, mejores vacunas, entender las mutaciones y mil cosas más (todas validas) no se escucha mucho sobre la intervención de la salud mental en pandemia y postpandemia, los huérfanos, las viudas o viudos, los depresivos o desempleados que dejará esto, en fin, tanto y tanto de que hablar.
Pero ya debo ir cerrando esta catarsis y lo haré recordando una columna donde el autor exaltaba la convención nacional feminista porque se reunirían mujeres luchadoras y eso le encantaba, pero poco duró la alegría de leerle porque su argumento era advertir sobre la diferencia entre las hembristas (mujeres aburridas entre otras descripciones descalificadoras que hizo) y las que si respondían a lo que él entiende por feminismo, definitivamente llegamos al punto en el que la discriminación y el desconocimiento de los temas se disfrazan de inclusión y experticia; es momento de respetar las diferencias y conocer bien los temas para no usar términos de manera arbitraria e inevitablemente dañina, por ahora esta catarsis terminó pero promete continuar porque como dicen por ahí, aún hay mucha tela por cortar especialmente en ese tema de las interpretaciones machistas de temas feministas.
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