Hay conceptos que están decididamente condicionados por el resultado. De acuerdo a cómo le fue al equipo de sus preferencias, los hinchas y la mayoría de comentaristas deciden darle un valor al trámite del juego. A una misma manera de jugar le endilgan un mejor o peor adjetivo si el marcador favoreció o no a su equipo. Son expertos en eufemismos. Los primeros, por esa hermosa relación pasional que tienen con su equipo por la que no les interesa, la mayoría de veces, analizar. Los segundos, en muchos casos, por su fanatismo y en la mayoría por desconocimiento.
“Jugó un gran partido, fue muy ordenado”. Suele utilizarse esta expresión para cuando su equipo sacó un buen resultado así no le haya interesado el ataque, y se haya defendido casi en su propia área con nueve jugadores“. ¡Pero claro que va a estar organizado si juega en 40 metros realizando una sola tarea! Lo difícil es cuando se “desordena” para atacar y aun así está ordenado para defender. Cuando los jugadores están permanente y simultáneamente intercambiando funciones y zonas del campo y mantiene el equilibrio.
“Equipo timorato, técnico con un planteo cobarde”. Esta se le asigna al mismo equipo y al mismo planteo, pero cuando el resultado fue adverso.
“El rival también juega”. A esta obviedad recurren generalmente cuando su equipo ganó jugando mal y así excusar ese mal juego, porque ganó. ¡Pero por supuesto que hay un rival que también juega! El fútbol es un juego de acción- oposición. Ningún equipo juega bien solo. Esa es realmente la prueba: superar al rival. Pero cuando el equipo juega mal y pierde las críticas son exclusivas para su equipo y ahí la presencia y capacidad del oponente no son tenidas en cuenta, si acaso de manera anecdótica.
Lo exponía Bielsa recientemente en un simposio de fútbol en Brasil: “va ganando Brasil, Neymar baja 60 metros, persigue a su lateral, recupera el balón e inicia un avance, el elogio para Tite: “como ha sabido inculcarle sentido solidario a una estrella como Neymar”. Si sucede la misma acción, pero Brasil va perdiendo, entonces Tite es un “burro” porque “tiene al crack Neymar haciendo un sacrificio superior”.
Y a propósito de Bielsa, pone en aprietos a los técnicos que se quejan, que se escudan en la coartada del “no hay tiempo para preparar el equipo”. En la Selección de Chile, con tres días de entrenamiento cada dos o tres meses construyó un estilo armonioso y ofensivo que aun hoy perdura. Lo mismo logró con el Athlétic de Bilbao, y el fin de semana pasado vi su debut al frente del Lille francés e inmediatamente se le ve su mano. ¿Cómo lo logra? Se juega bien, nadie dice nada del tiempo. Se juega mal y tiene poco tiempo. Eufemismos.
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