P.: ¿Qué fue “la música degenerada”? Carlos M. Díaz G., B/quilla
R.: Fue un concepto que abarcó las obras musicales destruidas o prohibidas por los nazis, o escritas en el exilio por autores perseguidos y emigrados. En 1933, a la llegada de Hitler al poder, en Alemania se inició una revisión de la cultura para entronizar “un ideal estético basado en la supremacía de la raza aria” y mirarse en el espejo del clasicismo y de la gran tradición romántica del país. El término ‘degenerado’ había sido acuñado por el médico italiano Cesare Lombroso (1835-1909) para aludir al deterioro de ciertas estructuras síquicas, estado que puede asolar el sentido moral de un individuo, noción que el Tercer Reich adoptó según sus conveniencias. Todo comenzó en 1937, en Munich, cuando se inauguró la exposición “Degenerate Art” para condenar el arte abstracto; ideas vanguardistas, como el dadaísmo, y ciertos pintores. Al año siguiente, en Dusseldorf, hubo otra exposición, llamada esa vez “Degenerate Music”, que incluía ópera, opereta, músicas sinfónica, de cámara, atonal, dodecafónica, expresionista, jazz, danzas sudamericanas, y, sobre todo, la que tuviera trazos judíos.
P.: ¿Por qué Concejo y consejo se escriben distinto? Blas Uribe, B/quilla
R.: Porque significan cosas distintas, aunque son palabras homófonas, es decir, que se pronuncian igual; otros ejemplos: ola, hola; asar, azar; hasta, asta; botar, votar… Concejo y consejo tienen estructuras y orígenes latinos: concejo, referido a los miembros de un cuerpo municipal, deriva de concilium (concilio, reunión, asamblea), palabra de la que, además, proceden conciliar (reunir dos o más partes) y concejal (integrante de un concilio). Por su parte, consejo viene de consilium (deliberación, consulta, parecer, debate), y este del verbo consulere (deliberar, opinar, dictaminar), de donde también procede cónsul (el que reúne al Senado para consultarle), consultar (pedir un consejo), consulta (petición de un consejo)…
P.: ¿Por qué se dice “fulano es del Atlántico” si nuestro departamento no es El Atlántico? Dagoberto Campo, B/quilla
R.: Un topónimo es el nombre de un lugar. En relación con los artículos, los topónimos son caprichosos en español. Así, por eufonía, que es la grata combinación de los sonidos de las palabras, o, simplemente, siguiendo la costumbre, algunos departamentos colombianos –apartando La Guajira, en el que hace parte del nombre– admiten o prescinden del artículo, como Amazonas, Atlántico, Caquetá, Casanare, Cauca, Cesar, Chocó, Guaviare, Huila, Magdalena, Meta, Quindío, Tolima, Valle del Cauca, Vaupés. Nunca permiten el artículo otros, como San Andrés y Providencia, Antioquia y Risaralda, ni otros más que tienen nombres de eventos históricos o de héroes, como Boyacá, Bolívar, Caldas, Córdoba, Nariño, Santander, Sucre. Con los países ocurre lo mismo: así, decimos el Uruguay, el Perú, la Argentina, pero nunca la Colombia, el México, el Chile.
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