¿Cuándo surgió el camuflaje militar? Santiago Pando Dávila, San Juan, PR

El camuflaje es tan antiguo como la humanidad. Esa habilidad para el engaño, el disfraz o el disimulo también es propia de algunos animales. Los hombres primitivos, ante una pieza de caza o ante un enemigo, se escondían valiéndose de hojas, ramas, tintes, barro… El camuflaje militar surgió cuando el ejército francés entendió que los colores llamativos de sus prendas hacían a sus hombres presa fácil para el enemigo. Entonces, en 1915 creó una Sección de Camuflaje, dirigida por el pintor  simbolista Guirand De Scévola, quien reclutó a otros artistas, y, en equipo, idearon camuflajes pictóricos estampados en la tela de los uniformes o en el armamento pesado e inspirados en motivos artísticos simbolistas, posimpresionistas o cubistas.

Hace poco usted se refirió a Juan Ramón Jiménez. ¿Es cierto que este mantuvo agria rivalidad con Neruda? JATS, B/quilla

Es cierto. La rivalidad obedeció a celos de dos futuros premios Nobel de literatura, duró décadas y giró en torno a factores personales, estéticos y de realidad social. Quizá Juan Ramón, 23 años mayor, sintiera que desde la exigencia artística le era difícil impugnar a quien le estaba robando lectores. Porque los poemas políticos, surrealistas o románticos de Neruda resultaban atractivos, amén de que asombraba su capacidad para decir el universo de manera radiante, nombrar de nuevo a las criaturas, dar al idioma una transfusión de naturaleza viva y renovar las palabras en el uso y en el diccionario. Los dardos de parte y parte eran incesantes. En su libro de memorias, el chileno llama al español “el maldiciente”, “neurótico”, “demonio barbudo”, “viejo niño diabólico de la poesía”, y dice que “vivía como falso ermitaño zahiriendo desde su escondite a cuanto creía que le daba sombra”. Por su parte, Juan Ramón acusó a Neruda de exhibir un “irresponsable irracionalismo” y lo calificó como “el mejor de los malos poetas”.

¿De dónde sale la voz vandalismo? Ireneo Salas, V/par

Del francés vandalisme. Los vándalos, asentados en tiempos remotos a orillas del mar Báltico, eran un pueblo de la Germania que emprendió cruzadas contra el Imperio Romano y varios de sus territorios, entre ellos España, a la que también atacaron suevos, alanos y silingos, otros grupos germánicos. Estas tribus se caracterizaban por el furor con que destruían o mutilaban todo, en especial monumentos y obras de arte. Por eso, vándalo ha pasado a señalar a quien comete actos propios de salvajes o de gente inculta. La voz la usó por primera vez el abate Henri-Jean-BaptisteGregoire (1750-1831), obispo de la ciudad francesa de Blois y líder durante la Revolución Francesa, para condenar los excesos de la turbamulta, que equiparaba con el saqueo de Roma en el año 455. El término alcanzó gran difusión a partir de 1839, cuando Charles de Montalembert (1810-1870), político e historiador francés, publicó Catolicismo y vandalismo en el arte.

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