P.: Soy extranjero. En el hotel, al desayuno, me sirvieron “huevos pericos”, y luego me subieron un “perico” (café con leche). Se me hizo curioso. PM-J, Bogotá.

R.: ‘Perico’ es una palabra homógrafa, es decir, una de aquellas que tienen distintos significados aunque su escritura es idéntica. Por ejemplo, ‘copa’ puede ser un recipiente para vino, la parte de arriba de un árbol o el lado superior de un sombrero; ‘Lima’ puede ser la capital de Perú, una fruta cítrica o un elemento para lijar metales… Así, ‘perico’ puede ser varias cosas: un ave; un pez; una planta; un plato de huevos batidos, con tomate, cebolla y especias; un café con leche corto (sobre todo, en el interior de Colombia); una ciudad de Jujuy (Argentina); un individuo parlanchín, o cocaína.

P.: Para pronunciar bien en español la ‘w’, por llamarse ‘doble v’, deberíamos alargar el sonido /b/, o usar /u/ cuando sean voces inglesas y /b/ cuando sean alemanas, como en mi apellido. ¿Qué dice la RAE? Ernst Stuewe, s. i.

R.: Consulté algunos textos, en particular el Diccionario panhispánico de dudas, obra de la RAE y de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Aunque la ‘w’ no pertenece propiamente al español, en el siglo XVII fue integrada a su alfabeto para representar voces de la lengua germánica, de la que derivan el inglés y el alemán. Como usted dice, en anglicismos suena como /u/: wake /uéik/, o como /gu/: Washington /guáshington/, y a veces como /b/: Holywood /jolibud/; y en anglicismos que en español mantienen la ‘w’, esta, asimismo, se pronuncia como /u/ o como /gu/, como en Newton o en software. En vocablos alemanes siempre se oye como /b/: Wagner /bágner/, Wehdeking /bédeking/, Stuewe /stuebe/. Añado que en español hay algunas palabras que cambiaron las ‘w’ iniciales de ciertos vocablos extranjeros por la letra ‘v’, con sonido /b/, como waltz (vals) o watio (vatio).

P.: En alguna ocasión usted mencionó que García Márquez se había referido varias veces a su mala ortografía. ¿Es difícil la ortografía del español? Pablo Renán, B/quilla.

R.: Tiene dificultades. Jorge de Buen, en su Manual de diseño editorial, compendia algunas de ellas: “Las equivalencias fonéticas de los signos ‘b’ y ‘v’, y de ‘c, k’ y el dígrafo ‘qu’; la inutilidad de la ‘q’ sin la ‘u’; la existencia de haches mudas; la secuencia ‘za, ce, ci, zo, zu’, y las funciones de vocal y consonante de la letra ‘y’ ”. Por su parte, en Zacatecas, en 1997, durante el ‘I Congreso internacional de la lengua española’, García Márquez planteó: “Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer ‘lagrima’ donde diga ‘lágrima’ ni confundirá ‘revolver’ con ‘revólver’. ¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?”.

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