Para verdades el tiempo
El total de líderes sociales asesinados desde 2016 hasta octubre de 2020 ya suma 971, y lo que el país ha sufrido es la diversificación de la guerra.
Después del triunfo del no en el plebiscito al que se sometió la aprobación del acuerdo entre Juan Manuel Santos y algunos dirigentes de la FARC, hubo mucho debate sobre cuáles afirmaciones habían sido las verídicas, si las de sus proponentes o las de sus opositores. Pasados los años, es oportuno hacer algo de memoria para entender quiénes se apegaban a la verdad en ese entonces.
Para empezar, debe recordarse que antes del plebiscito el entonces presidente Santos manifestó su compromiso de implementar lo que la ciudadanía decidiera a través de ese mecanismo. El plebiscito negó el acuerdo. Pero, después de muy leves modificaciones cosméticas, Santos lo firmó. Resultado de la afirmación: Falsa.
Los opositores al acuerdo vaticinaban que con él se llevaría directamente al Congreso a criminales de guerra. Los partidarios del acuerdo afirmaban que esto nunca sucedería. En el Congreso se crearon diez nuevas curules que son ocupadas por personajes confesos de la comisión de crímenes atroces. Claramente, la afirmación de los opositores resultó cierta.
Los opositores al acuerdo afirmaban que éste fortalecería el narcotráfico. El área dedicada a cultivos de coca aumentó de 188 mil hectáreas en 2016 a 212 mil en 2019. Y se estima que la producción anual de cocaína aumentó en ese lapso de 710 a 951 toneladas, superando hoy mil toneladas. Además, hoy la fuerza pública tiene el acceso prácticamente vedado a las zonas de cultivo. La afirmación era cierta.
Los opositores advirtieron sobre la injusticia de que finalmente se premiaría con plata y puestos a los guerrilleros y no a los soldados. A los desmovilizados de la FARC se les ha venido pagando el 90% del SML, como se hará por los próximos 8 años, a lo que no puede aspirar ningún soldado de la Patria. Y ya la mayoría de los escoltas en la Unidad Nacional de Protección son ex-FARC. Resultado de la afirmación: Cierta.
Los impulsores del acuerdo afirmaban que, con su firma, la FARC le entregaría al Estado su gigantesca fortuna. En 2018, la Fiscalía estimaba que entre 1995 y 2015 la FARC había recibido $19,6 billones de sus múltiples actividades ilegales. En enero de 2020, vencido ya el plazo para la entrega del dinero, la FARC entregó pírricos $50 mil millones. La afirmación de los impulsores resultó absolutamente falsa.
Los opositores al acuerdo afirmaban que éste conduciría a la impunidad de innumerables y terribles crímenes. A pesar de que lo crímenes de la FARC incluyen 24.482 secuestros, 3.900 asesinatos selectivos, más de 700 víctimas civiles en acciones bélicas, 854 ataques a poblaciones, 77 atentados terroristas, 343 masacres, despojos de cerca de 800.000 hectáreas y más de 4.000 niños reclutados, tan solo a principios de este año la JEP, el extraño tribunal creado por el acuerdo, decidió acusar, más no ha condenado, a 8 miembros del partido de la FARC por crímenes de lesa humanidad. Evidentemente, la afirmación era cierta.
Y la mayor promesa de los impulsores del acuerdo era que con su firma vendría la paz. Lejos de lograrla, Colombia enfrenta hoy a múltiples grupos criminales de gran envergadura que asolan todo el país. El total de líderes sociales asesinados desde 2016 hasta octubre de 2020 ya suma 971, y lo que el país ha sufrido es la diversificación de la guerra. Resultado de la afirmación: Falsa.
Es claro quiénes hacían entonces las afirmaciones falsas. Para verdades el tiempo.
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