Yorgos Lanthimos es el director de cine griego cuyo estilo sorprende cada vez más desde su impactante Canino en 2009, y La Langosta en 2015. En esta ocasión presenta El sacrificio del ciervo sagrado, inspirada en la tragedia de Eurípides donde Agamenón debe pagar su ofensa a la diosa Artemisa con el sacrificio de su hija Ifigenia.

La película, filmada en idioma inglés, narra la historia de Steven (Colin Farrell) un reconocido cirujano cardiovascular que entabla amistad con un joven paciente, Martin (Barry Keoghan) de 16 años, huérfano de padre, a quien acoge bajo su ala. 

Steven está casado con Anna (Nicole Kidman), una oftalmóloga con quien tiene dos hijos, Kim (Raffey Cassidy) de 14 años y Bob (Sunny Suljic) de 12, y a pesar de que el núcleo familiar parece marchar con armonía, hay algo que no encaja en esta parábola del sueño americano. 

Tal vez la monotonía y el aburrimiento inherentes a esas situaciones “perfectas” hacen que Steve pase tiempo considerable alejado de la familia, buscando algo más significativo en su vida. Es así como va dedicando excesiva atención a Martin, personaje extraño y compungido que lo absorbe cada vez más, hasta que llega el momento en que la situación se sale de control.

Martin sufre una metamorfosis que va dejando al descubierto su estado psíquico y los motivos ulteriores que explican y justifican su comportamiento. Los conceptos de culpa, venganza y redención son expuestos y evaluados con tenacidad pero con distanciamiento, nunca permitiendo entrar en los personajes, que mantienen su aspecto mitológico y sagrado.

 Lathimos es un experto en criticar la institución familiar, a la cual le ha hecho disecciones desde distintos parámetros. En Canino la compara al sistema carcelario y en La Langosta ataca la concepción del matrimonio como condición ideal de vida. En esta ocasión, y aunque parezca imposible, el punto de vista se hace más siniestro aún; pero es mejor no contar mucho y dejarla para la evaluación personal.

A pesar de lo macabro, la sátira y el humor negro que se esconden detrás de las perturbadoras imágenes nos hacen reír, y esto permite no solo comprender la historia, sino sobreponerse ante este cineasta que ha sido comparado, desde temprana edad, con genios de la talla de Michael Haneke y  Stanley Kubrick. 

Las películas de Lanthimos están hechas para desafiar, provocar y cuestionar lo establecido. Sus metáforas y alegorías nos dejan pensando tiempo después, y muchas de sus imágenes permanecerán indelebles en nuestra memoria. Por esto resulta tan controversial, y así como cuenta con fieles seguidores, tiene detractores acérrimos.

El sacrificio del ciervo sagrado estuvo nominada a la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes y obtuvo el premio por Mejor Guión, en el cual colaboró Efthymis Filippou.