Comenzó el Carnaval 2020, engalanado por una soberana que ha desbordado las expectativas: excelente bailarina, alegre, extrovertida, apasionada y que ha representado sus raíces árabes, que son las mías también, de una manera en la que me ha hecho sentir aún más orgullosa. Dio inicio a estas carnestolendas con una Lectura del Bando que indica que el carnaval de Isabella será verdaderamente, ¡Uno inolvidable!

Hace exactamente un año, en este medio, escribí sobre situaciones que se presentaron en el marco del desfile de Guacherna y Batalla de Flores. Entre ellas mencioné que se privilegió la visión e intereses de algunos patrocinadores sobre los símbolos y significados culturales y que voces de inconformidad se hicieron escuchar por parte de participantes destacados y artistas del carnaval, por la falta de criterios claros y públicos en la organización del desfile, por hacerlos correr para evitar baches, mermándoles la posibilidad de mostrar a los espectadores la coreografía que con arduo trabajo prepararon, entre otras. Sugerí en ese momento distintas medidas que podían ser implementadas por Carnaval S.A.S para evitar que se volvieran a presentar y así darle el protagonismo que se merecen los hacedores y su muestra.

Este año, nuevamente, voces de protesta inundaron las redes sociales y las emisoras de la ciudad con respecto a algunos grupos participantes en la Batalla de Flores y sus puestos en el desfile. La buena noticia es que aún estamos a tiempo para evitar que este malestar, de nuevo, se concrete. Unas medidas pueden ser tomadas de una vez, otras deben hacer parte de un proceso de planificación e innovación que se hace ya necesario. Entre las medidas inmediatas están establecer criterios claros y públicos para la selección de grupos y ubicación de puestos en el desfile que sean consecuentes con los compromisos adquiridos en el Plan Especial de Salvaguardia (PES), así como brindar asesoría a los patrocinadores en la elaboración de la propuesta artística.

Es importante que se superen estas situaciones conflictivas que se presentan año tras año, solucionándolas de raíz y así pueda evolucionar la conversación que surge alrededor de la fiesta; dándole paso a pensar, discutir y planificar en como a partir de la salvaguardia de nuestras tradiciones, se incorporan innovaciones a la fiesta, en como se posiciona esta a nivel internacional y se atrae desarrollo social y económico para la ciudad durante todo el año.

Para esto reitero mi sugerencia expresada hace un año respecto a que se trabaje alrededor de tres ejes: primero, priorizar la ejecución de acuerdos del PES e instalar el Comité de evaluación, control y seguimiento, cuyo mandato proviene de casi cinco años atrás. Segundo, dicho comité debería liderar pronto una serie de mesas de trabajo con los diferentes sectores: actores de carnaval, hotelero, comercial, espectadores, patrocinadores etc., y a partir de ello plantear modificaciones, renovaciones e innovaciones. Tercero, desarrollar la política pública de cultura y economía creativa (naranja), con miras a fortalecer y dinamizar el ADN cultural y creativo y nuestro tejido social.

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@DCepedaTarud