Hoy comienza nuestra fiesta deportiva. Finalizado el Mundial, pese al sinsabor de haber podido hacer más, se puede afirmar que el país anfitrión quedó muy bien y, por lo menos desde la televisión, se lucieron estadios, ciudades y hasta los propios rusos. Más que el fútbol, lo sobresaliente fue la ceremonia de clausura donde se sobró Kolinda Grabar-Kitarovic, la presidenta de Croacia, no imagina uno a ningún acartonado presidente cachaco asistiendo a un estadio enfundado en la camiseta del equipo, saludando a deportistas, técnicos y aficionados, un jefe de estado que además viajó en clase turista, pagándose sus propios tiquetes y pidiendo que le descontaran del salario los días que no asistió. Bien por ella.

Desde hoy las cámaras y los ojos de Colombia y de los países participantes estarán enfocados en Barranquilla, sin mencionar las imágenes que los noticieros del mundo entero mostrarán del evento y de sus resultados. Menudo reto asumió la Alcaldía, que la ciudad, entonces, será la estrella. A propios y foráneos mostraremos, amén de las variadas competiciones en espectaculares escenarios, una nueva urbe, malecón, parques, centros comerciales, modernos barrios, todo lo característico de una gran capital. Y también una ciudad capaz de montar los mejores juegos de la historia. Los medios han registrado  ampliamente lo que se tiene preparado para las 37 delegaciones de las naciones que enviarán sus representaciones, casi 6.000 deportistas con sus más de dos mil asistentes y acompañantes, jueces, veedores, la gente de Odecabe, directivos e incontables aficionados de afuera, que aunque estos se alojarán en hoteles y traerán su propio menaje, hay que estar prestos a atenderlos y servirles.

Qué buena idea darle al evento un real carácter de integración, asentando a todas las delegaciones y a los periodistas en un único sitio, la Villa Centroamericana que, además de las habitaciones, cuenta con todos los servicios técnicos y logísticos que requieran los huéspedes. La tan compleja y delicada tarea está lista: transporte, medallas, guías, los espectáculos de inauguración (ni hablar del gran éxito de traer a Shakira) y clausura, todo luce perfecto y con todos los hierros. Siempre algo falla, pero seguro será lo mínimo y se podrá corregir de inmediato. Ojalá no aparezca la inseguridad y los barranquilleros no produzcan notas discordantes en lo que será un concierto ciudadano, para que quedemos tan bien como los rusos.

Uno de los factores del reconocido éxito del alcalde Char es su tino para escoger a sus colaboradores, que ha conformado un equipo que sigue sus instrucciones con lujo de competencia. Aún cuando, por razones de juventud e inexperiencia, su nombre al principio despertó algún escepticismo, fue un nuevo acierto del alcalde Álex Char el designar a Daniel Noguera De la Espriella como director de los juegos. Entendió el mandatario que en el mundo se está imponiendo la juventud y apostó por él. Todo, estadios, montaje, preparativos, logística, publicidad, indican que ganó la apuesta.

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