El Caribe Colombiano, a pesar de no haber desarrollado una industria cinematográfica, fue pionero tanto en la llegada del cine como en la realización de las primeras películas, que documentaron nuestras fiestas populares y la vida cotidiana de nuestras ciudades.
Sin embargo, no fue el Caribe Colombiano el protagonista en el impulso de una industria cinematográfica en Colombia, pues nuestras historias no aparecieron durante la época de la Compañía de Fomento Cinematográfico, Focine, en la que se vio solo una película caribeña – La boda del acordeonista de Pacho Bottía – en las pantallas.
A pesar de que fuimos pioneros en la construcción de un cine moderno con la película La langosta azul dirigida por Álvaro Cepeda Samudio, Enrique Grau Araújo, Luis Vicens y Gabriel García Márquez, el Caribe hubiese quedado borrado del mapa de la industria si no fuese por la presencia del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias.
Por ello, hay que saludar la realización el pasado mes de octubre del Ciclo de Cine Caribe en Cartagena, un esfuerzo de un grupo de gestores culturales que se dieron a la tarea de generar un espacio de circulación para las obras de los realizadores de la región, en diálogo con el Gran Caribe. En la actualidad, la región cuenta con diversos festivales de cine, pero ninguno especializado en el cine regional y esta es la apuesta de este Ciclo.
En varias bibliotecas y centros culturales y académicos de la ciudad, se vieron filmes de Colombia, Venezuela, Perú, Uruguay y Panamá, que fue el país invitado de honor del evento con el documental La felicidad del sonido de Ana Endara Mislov y la muestra de cortometrajes del Colectivo Consecuencias, orientado por la cartagenera Cristina Lombana.
Viendo las películas panameñas, reiteramos la idea de que el Caribe es uno solo, que esas historias del barrio San Felipe en el Casco Antiguo de Ciudad de Panamá o del barrio El Chorrillo, son las mismas de Getsemaní o de Torices.
En el Ciclo, pudimos apreciar películas como Las últimas vacaciones de los hermanos, producida por la cartagenera Tatiana Villacob y cortometrajes como La ventana de Andrés Rafael Castillo, que muestran nuevas formas de narrar la desigualdad y el conflicto.
Esta primera edición del Ciclo del Cine del Caribe, que inició su itinerancia por la ciudad, también nos mostró que en el Caribe Colombiano se están contando las historias a través de las imágenes en movimiento. Para los integrantes de la Casa Cultural del Caribe, entidad organizadora de este evento, la tarea apenas comienza, pues hay muchos personajes que nombrar, muchas historias por contar y muchos rostros que encontrar, para ver nuestras imágenes y sonidos en las pantallas de la ciudad.
La reafirmación de la región como respuesta al centralismo, no podría encontrar mejor aliado que dar cuenta de las narraciones cinematográficas que evidencien la complejidad del Caribe colombiano y su dimensión avasayadora que se interconecta con los circuitos del Gran Caribe. Cuando estos territorios no dialogan con el centro del país es porque tiene su mirada clavada sobre el mar que construye sus memorias y su identidad.
@ayolaclaudia
ayolaclaudia1@gmail.com
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