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Desaparecidos

La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas es parte de la institucionalidad que se creó de manera especial para contribuir con el cumplimiento de los acuerdos de paz. Dentro de este sistema está la JEP -tan famosa en estos días por cuenta de los mismos ataques del gobierno-, la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda -que está bajo la dirección de Luz Marina Monzón-. La misión de la Unidad es encontrar más de 120 mil desaparecidos.

El nombramiento de Monzón fue un logro para los defensores de derechos humanos porque ha sido reconocida por su amplia trayectoria y su compromiso en el tema. Ha sido parte de equipos de abogados que han tenido a cargo casos tan emblemáticos como los asesinatos de Jesús María Valle y Jaime Garzón. Ella ha dicho que su oficina no buscará fosas comunes, sino cuerpos con nombres y apellidos. Esa, por supuesto, no es una diferencia menor.

El Caribe es la región que quizá tiene más subregistros y representa un enorme reto porque, los desaparecidos y las organizaciones sociales que los buscan, tienen menos visibilidad que en otros lugares del país. Aquí, donde el conflicto armado golpeó tan duro, donde hubo tanta presencia armada de las guerrillas y las AUC, tantos desplazamientos, tantas masacres, aquí desaparecieron a gente que nadie quiso mencionar, por miedo, por desconfianza. El desafío de la Unidad de Búsqueda es empezar a acompañar a las familias de los desaparecidos, el reto de la ciudadanía será perder el temor a buscarlos.

El primer caso declarado oficialmente como desaparición es el de Omaira Montoya, el 9 de septiembre de 1977 en Barranquilla. Ella y su novio, Mauricio Trujillo, fueron capturados por el F2 -el aterrador servicio de inteligencia de la Policía de aquellos días- en alianza con la II Brigada del Ejército Nacional. Desde aquel día no se supo nada más de Omaira, mientras que Mauricio Trujillo fue torturado y luego procesado por un tribunal militar y condenado por el delito de rebelión. La primera reconocida detenida-desaparecida es Omaira y fue en la ciudad de Barranquilla.

Colombia tardó en reconocer el delito de desaparición forzada. Apenas en el año 2000 fue aprobada una ley en este sentido. Lento, lento su reconocimiento, lentas las búsquedas. Los casos antes se tipificaban como secuestro simple, homicidio, cualquier cosa… para el delito de la desaparición no había nombre. Así, es imposible tener claridad sobre la dimensión del problema. Lo cierto es que una

vez cesan –o disminuyen- los sonidos de los fusiles, todos quieren buscar a su gente. Vivos o muertos. Los militares quieren buscar a sus muertos en guerra, los guerrilleros también. Son los hijos de alguien, los hijos que no volvieron a casa. Los hijos que se fueron a la guerra y cuando acabó la guerra nunca aparecieron. Pero también los campesinos, los estudiantes, los sindicalistas, todos, la gente de la sociedad civil, siguen con la pregunta y este es el momento de empezar a contestar.

@ayolaclaudia

ayolaclaudia1@gmail.com

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