En días pasados el Centro de Predicción Climática de los Estados Unidos, publicó en su cuenta de internet el valor más reciente del Índice Oceánico El Niño, con lo cual dicho centro, confirmó la presencia de un Fenómeno El Niño débil desde el trimestre oct-nov-dic de 2019 hasta feb-mar-abr de 2020.
Es probable que haya sido un fenómeno efímero y si se quiere imperceptible por estar muy en la línea que delimita la condición Niño, de lo neutral. De acuerdo con las proyecciones, desde mayo ya no estaría presente, siendo ahora mucho más clara la señal de neutralidad especialmente a nivel oceánico.
Los fenómenos El Niño Oscilación del Sur – ENOS, en sus fases Niño y Niña, se desarrollan en el océano Pacífico tropical y generan una influencia en la precipitación en diversos lugares del mundo. En Colombia, especialmente para regiones Andina, Caribe y Pacífica, un Niño se asocia normalmente a un déficit de lluvia, mientras que la Niña ocasiona excesos; sin embargo, los ENOS débiles no suelen tener una repercusión notoria, pero se requiere seguimiento a otras variables que pueden sumar a un posible déficit o exceso de lluvia.
En general, el presente año ha sido de pocas precipitaciones en relación con lo normal, situación que ha venido generando en cierta forma un impacto en los diferentes sectores. Asociado a ello, algunos ríos y cuerpos de agua han venido presentando niveles bajos para la época, haciendo mención especial a que no fue un “abril aguas mil”. Pasada la mitad de la temporada de lluvias, preocupa que lleguemos al periodo menos lluvioso de julio-agosto, con falta de agua para algunos sectores productivos.
Infortunadamente, en la retina de tomadores de decisión, medios de comunicación y ciudadanos del común, está implícito que el ENOS es el único fenómeno que determina el clima esperado. Nada más lejos de la realidad, pues nuestra geografía implica una constante influencia de fenómenos meteorológicos, es decir, esos que aparecen y desaparecen en pocos días, como es el caso de las ondas tropicales, los ciclones tropicales, la actividad e influencia de frentes fríos del hemisferio Norte y el hemisferio Sur, sumado a esas circulaciones locales entre las cordilleras, entre otros.
Ahora bien, en términos de variabilidad climática, no solo debe evaluarse el ENOS. Justamente, el déficit de lluvia de estos meses ha sido en gran parte debido a la intraestacionalidad, que más allá del concepto técnico, está presente en temporadas lluviosas o menos lluviosas, sumando para que se inhiban o exacerben las precipitaciones.
Por ello, es necesario evitar afirmaciones a priori, cuando se desconoce el contexto meteorológico y climático. Es cada vez más frecuente escuchar conceptos erróneos de algunos “líderes” que finalmente redundan en mayor confusión frente al tema.
Adquiere entonces una notoria relevancia que la información hidrometeorológica y climática esté más al alcance de todo nivel de usuario a través de plataformas en donde se integre todo lo disponible para la toma de decisiones. Los estudios que se quedan como informes o documentos, pueden ser importantes en el papel, pero se requieren estudios aplicados!
@ChristianEuska
Meteorólogo VIDEOCLIMET
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