Entre los grandes combates de boxeo que hubo en Barranquilla entre los años 20 estaba en la cumbre de la popularidad el llamado ‘Negro’ Lorenzo, quien venía derrotando y por nocaut a todos los contendores que se ofrecían en la costa Atlántica.

Para este combate vinieron a Barranquilla decenas de samarios empleados de la United Fruit Company.

Lorenzo era oriundo de Santa Marta y no había contendor que resistiera su pegada más allá del tercer round.

El último adversario que se le ofreció fue un chico bogotano, hijo de padres franceses, sin muchas esperanzas de que cambiar el decorado de los triunfos consecutivos del ‘Negro’ Lorenzo. La pelea se pactó en el teatro Cisneros, de propiedad del general De Castro que así lo bautizó por su amistad con el ingeniero que construyó el muelle de Puerto Colombia.

La pelea comenzó como todas con tanteos. El chico bogotano o francés dirigió sus golpes a la cabeza de Lorenzo conectando varios días golpes fuertes, obligando a Lorenzo a subir los guantes; era lo que esperaba su contendor para lanzarle un violento recto de derecha al estómago de Lorenzo.

Este se dobló de dolor cayendo a la lona, donde se retorcía de dolor, mientras el referee iniciaba la cuenta de los 10 segundos.

Los samarios le gritaban a Lorenzo que se levantara de la lona, pero este no podía hacerlo, perdiendo por nocaut.

Ofrecían grandes sumas de dinero para apostar a Lorenzo, pero nadie los acogía y tuvieron que ofrecer gabelas hasta de 10 a 5 para concretar apuestas por la fama de Lorenzo. 

Los samarios quedaron anonadados con el giro que tomó esta pelea y comenzaron a pagar; muchos quedaron limpios de bolas y no tenían con que regresar; fueron auxiliados por varios ciudadanos samarios radicados en Barranquilla.