En 1919 hubo un gran acontecimiento en el boxeo. El campeón mundial Jess Willard defendía el título que le había sacado del bolsillo al primer campeón mundial negro que tuvo el boxeo, Jack Johnson. 

El retador, el fenomenal Jack Dempsey, quien venía arrasando en la división de peso completo, sin que hubiera un contendor que ‘lo parara en las espuelas’ como se decía en los medios boxísticos de los Estados Unidos.

Tenía por mánager a Jack Kearns, un hombre que tenía el vicio de las apuestas. Kearns apostaba por todo y a todo sin que le temblara el pulso para hacer una operación descabellada, como la que hizo 24 horas antes del combate entre su pupilo Dempsey y el conquistador de Jack Johnson.

Cuando llegaron al estadio de Toledo, Ohio, Kearns le estaban vendando las manos a  Dempsey y le preguntó: “Jack, ¿tú podrías noquear a Willard en el primer asalto? Como muchos sabían, Dempsey, a quien apodaban ‘la Mula de Manassa’ (Mula que se hizo famosa por la fuerza de su patada) por el alto número de nocauts que ganaba en el primer round.

Dempsey se quedó pensando la respuesta y finalmente dijo: “No Jack, ese hombre es muy alto (2.02, es decir dos metros  y dos centímetros la estatura de Willard) y muy fuerte”, contestó Dempsey, para agregar: “Pero puedes tener la seguridad de que lo voy a poner nocaut”. 

La respuesta de Kearns desconcertó un poco a Dempsey así como a los seconds del retador, cuando tuvo que escuchar a su propio manager decir: “Pues tienes que noquearlo en el primer asalto”. Eso respondió Kearns, el tahúr del boxeo, como se le conocía en aquellos tiempos porque todo lo apostaba.

“He apostado los 7.500 dólares que se nos van a pagar por esta pelea contra 100.000 a que tú noqueas a Willard en el primer round”.

Se pueden imaginar hoy por hoy el estremecimiento que semejante apuesta produjo en aquellos tiempos. Igual pueden imaginarse como Jack Dempsey saldría de su esquina con el sonido del primer campanazo.

En efecto, Dempsey salió como una flecha de su rincón y envolvió de golpes de todo calibre a Willard, derribándolo varias veces en aquel estremecedor primer asalto. Willard caía y se levantaba con la misma dispuesto a sobrevivir sobre aquel turbión de golpes que no cesaba ni una fracción de segundo tirándole de todo; la gritería de aquel público no se puede describir. El grito de los espectadores envolvió el sonido del campanazo, pero finalmente se oyó el conteo del réferi que ponía nocaut a Willard.  Dempsey se bajó del ring con ese nocaut en el primer asalto y ya caminaba hacia su camerino cuando el time keeper gritaba como loco que el round había terminado varios segundos antes y por ende Dempsey tenía que continuar la pelea, la cual terminó con el nocaut de Willard en el tercer asalto.

Es así como está establecido que Dempsey ganó su título mundial de peso completo sin haber recibido una infeliz peseta por su trabajo.