Nada más que solo
Con la reciente noticia no tan bien hilada en medio del extenso debate de si se debe o no tildar el adverbio para diferenciarlo del adjetivo (solo, sin compañía), quienes consideraron que ganaron la guerra, ni siquiera han vencido en la batalla.
«Solo sé que no sé nada», dijo Sócrates en griego, y ese pensamiento profundo se inmortalizó en la eternidad de todos los tiempos. El mundo de los que aman el español se detuvo el pasado jueves cuando surgió la noticia de que la Real Academia Española (RAE) había decidido que el adverbio solo, que equivale a ‘solamente’, puede tildarse como estaba permitido antes de 2010. Lo que nadie advirtió fue que la supuesta “nueva regla” de la RAE no es más que una aclaración de la opción de ponerle tilde al adverbio si su uso representa un riesgo de ambigüedad, anotación que ya estaba incluida en la anterior redacción. En resumidas cuentas, la recomendación sigue siendo la misma: escribir nada más que solo.
Así, sin tilde. Sigue siendo entonces obligatorio escribir dicho adverbio sin acentuación gráfica, a menos que el contexto en que se emplee requiera que se distinga entre un solo y el otro. Con la reciente noticia no tan bien hilada en medio del extenso debate de si se debe o no tildar el adverbio para diferenciarlo del adjetivo (solo, sin compañía), quienes consideraron que ganaron la guerra, ni siquiera han vencido en la batalla. Un día después de publicada en diversos medios, surgió un pronunciamiento que era necesario cuando la RAE ratificó que es inapropiado poner la tilde “si no existe ambigüedad”, y que es “optativo” usarla cuando la persona que escribe advierta una evidente posibilidad de que el sentido del mensaje no se entienda bien.
Según lo explica la más reciente versión del Libro de estilo de la lengua española: «A pesar de que por tradición se han venido tildando el adverbio solo y los pronombres demostrativos (este, ese, aquel y sus derivados), la tilde en ellos no estaba justificada porque no se oponía una forma tónica a una átona». La recomendación es entonces nunca tildar esos elementos, aun cuando se admite la tilde en caso de que haya ambigüedad. Por mi parte, seguiré escribiendo el adverbio solo como siempre lo he hecho, así, sin compañía. Porque ni siquiera cuando haya espacio para un doble sentido es imprescindible acentuar; no es necesaria una tilde cuando una expresión es clara.
En términos de ortografía y acentuación, y parafraseando a Sócrates, solo sé que cuantas veces pueda repetiré que solo se debe escribir así: solo.
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