¿Le temes a la libertad?
Nací y crecí en una casa en la que vivir era sinónimo de autonomía.
De niñas, mi hermana y yo pintábamos con témperas y crayolas las paredes de nuestro cuarto, sabiéndonos libres de colorear allí la vida o lo que para entonces pudiéramos creer que la vida era. Nuestra técnica no fue otra más que la llamada “libre”, porque así nos educaron: libres. Éramos niñas de los años 80 y 90, viviendo nuestros inicios en las dos últimas décadas de un siglo en el que imperó el miedo a la libertad y, al tiempo, se fortaleció la necesidad de un mundo abierto a las diferencias, al cambio y a una nueva perspectiva del ser humano como ser social, pensante y emocional. Hoy, cuando respiramos más incertidumbre que la de costumbre, estamos sometidos a vivir, de nuevo, con miedo a la libertad.
«La (Primera) Guerra Mundial fue considerada por muchos como la última guerra; su terminación, como la victoria definitiva de la libertad», dice en las primeras páginas del libro ‘El miedo a la libertad’ su autor, Erich Fromm, el psicólogo social nacido en Fráncfort (Alemania) que bien explica cómo «la entidad básica del proceso social es el individuo, sus deseos y sus temores, su razón y sus pasiones, su disposición para el bien y para el mal».
Empezando la tercera década del siglo XXI, la humanidad está expectante ante la posibilidad de que, una vez desaparezca el patógeno que partiendo de China ya hace más de un año inició un largo y tedioso viaje por el mundo, cantemos victoria y Dios o el universo nos devuelvan la libertad. Si Fromm viviera hoy, cuando los científicos, la OMS y la prensa mundial anuncian la tentativa llegada de diversos virus emergentes, tal vez coincidiría conmigo en que la conquista de nuestra libertad no radica en la ausencia de pandemias, sino más bien en la disposición que cada quien tenga para enfrentarse a sus propios miedos.
¿Cómo se proyecta el futuro? Para hablar de libertad, no es tan necesario responder una pregunta a la que la ciencia ha dado ya múltiples respuestas, no muy alentadoras de por sí. Mejor resulta que respondamos cómo se proyecta el presente, cuando las epidemias hacen parte de nuestra cotidianidad y, antes que aprender a vivir con ellas, hay que aprender a prevenirlas y a contenerlas para no permitir que se propaguen como el coronavirus de Wuhan, y se conviertan en una pandemia global.
Paradójicamente, es nuestra sumisión ante el virus la que nos mantiene con vida, en tanto que seremos vencedores, mas no del todo libres, mientras nos cuidemos. Es decir, que la misma libertad que tenemos para decidir cómo hacer frente a la situación compartida con millones de personas en el mundo es la que nos obliga, a su vez, a restringirnos de los abrazos, de los encuentros con familiares y amigos, de la vida social que antes era considerada una prioridad, y de todo aquello que hoy, lejos de representar un bien, es una amenaza directa para seguir respirando.
La libertad es el objetivo por excelencia de la vida humana. Es un principio o derecho natural. Por eso es esencial para nosotros luchar por ella, alcanzarla y mantenerla. La historia no tiene un fin más puro que ese. Cierro esta columna con este refrán del Talmud que da inicio al libro de Fromm: «Si yo no soy para mí mismo, ¿quién será para mí? Si yo soy para mí solamente, ¿quién soy yo? Y si no ahora, ¿cuándo?».
@cataredacta
Más Columnas de Opinión
¡Afinia nos tiene locos¡
Uno de los problemas más grandes que está afectado a los habitantes de la región caribe es el alto costo de los servicios públicos domiciliarios especialmente el servicio de energía. Desde hace muchos años la costa caribe ha recibido un serv
La Salud entre líos
Aunque los profesionales de la salud, tengamos como principios fundamentales, el de proporcionar nuestros conocimientos, voluntad, deseos, y en general permanecemos con todas nuestras fuerzas, puestas al servicio de las comunidades y personas, de
¿Qué hacer con las tarifas de energía en la región Caribe?
Las altas tarifas de la energía en el Caribe son un problema social. La afirmación de que mes a mes cientos de miles de familias comen o pagan la luz no es lejana de la realidad. El recibo se puede llevar la cuarta parte de los ingresos de las f
La Bestia – El temor a amar
La última película del aclamado director Bertrand Bonello (Saint Lorent, Nocturama) incursiona en el género de ciencia ficción mientras explora las complejas relaciones de pareja a través de un romance que trasciende distintas épocas histór