Es de Juancho Polo, no de Escalona
Desde hace semanas, viene sonando en distintas plataformas una versión de El carro Ford cuya autoría se atribuye a alguien que no es Juancho Polo Valencia, quien pese a no haber sido un intelectual ni un hombre de ciudad ni mucho menos estudiado, podía cantarle al sol, a la democracia o a un lucero que muy poéticamente él denominó espiritual.
«Como yo no tomo ron, como yo no tomo ron, mi trago me lo dan en plata. Para comprarme un carro Ford, para comprarme un carro Ford y visitar a las muchachas», entona Juancho Polo Valencia en El carro Ford, canción que quedó inmortalizada en un disco de larga duración prensado en 1972 por el sello Tropical; una pieza musical de excelsa maestría con la que se puede viajar por los confines del arte que habitaba dentro de un artista con un talento tan extraño y místico como inagotable: Juan Manuel Polo Cervantes. El bien llamado el Respeto del Magdalena, con los bajos y la digitación inconfundible de su acordeón, aunque quisquilloso, fue un hombre con gran sentido del humor; tanto así que en esta composición dejó plasmado su sarcasmo, su sátira eterna, al señalar que no tomaba ron, ese licor que lo acompañó hasta sus últimas horas de vida en aquella mañana del 22 de julio de 1978, cuando amaneció muerto en una hamaca tras asistir en Fundación a la que fuera su última parranda.
Desde hace semanas, viene sonando en distintas plataformas una versión de El carro Ford cuya autoría se atribuye a alguien que no es Juancho Polo Valencia, quien pese a no haber sido un intelectual ni un hombre de ciudad ni mucho menos estudiado, podía cantarle al sol, a la democracia o a un lucero que muy poéticamente él denominó espiritual; porque las melodías y las letras le fluían tal como a los grandes prodigios de la música, por naturaleza. El supuesto carro Ford de Rafael Escalona ─del cual no hay registro de grabaciones anteriores, por lo que se presenta como obra “inédita”─ hoy suena en la voz de Carlos Vives, quien le ha entregado al mundo un maravilloso registro del folclor musical colombiano, y celebra treinta años de vida artística con un álbum titulado Escalona nunca se había grabado así.
Qué casualidad que cuando Vives y sus Clásicos de la provincia cumplen treinta años, y la Ford cumple el mismo tiempo de haber abierto sus oficinas en Colombia, aparece un cuaderno olvidado en el tiempo con la letra y música de El carro Ford, canción que cae como anillo al dedo para sellar un gran negocio. En Regreso a Escalona, un documental de Caracol Televisión, pareciera que, en una ligera e insustancial conversación, Carlos Vives y Egidio Cuadrado buscaran aclarar que El carro Ford le pertenece al mismo dueño de La casa en el aire, previendo que al menos unos cuantos conocedores podríamos llegar a decir que esa composición es de Juancho Polo, no de Escalona. Dicen que las cosas se parecen a su dueño. Eso es muy cierto. Y «la música de Juancho Polo únicamente se parece a él», afirma César Meza Cervantes, primo del rapsoda de rapsodas que tantos ignoran o pretenden ignorar. Lo que se presenta erradamente en esa nueva producción como un son al que le hicieron cambios en la letra, es en realidad un paseo. Así fue concebida esa canción por el juglar de Candelaria cuyo reconocimiento sobra decir que es más que justo.
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