Por: Salomón Asmar
Los mirmidones, la guardia personal de Aquiles, estaban conformados por varios de los hombres más feroces y valientes de Grecia. Junto al líder popularizado por la Iliada de Homero, este cuerpo militar de élite luchó frente a las murallas de Troya, en donde quedarían inmortalizados.
Fuera de la mitología, aunque igual de aclamado, celebró la madrugada de ayer el griego Stefanos Tsitsipas luego de vencer a Roger Federer —la leyenda— en cuatro peleados sets.
El cemento azul de la arena Rod Laver del Abierto de Australia fue el epicentro del ataque certero de Tsitsipas sobre un titán como Federer. Como bendito por Zeus y sus tormentas, el griego superó al campeón defensor a punta de reveses potentes y voleas mágicas.
Con apenas 20 años, Tsitsipas dio un golpe contundente a un Federer que desaprovechó muchas oportunidades de quiebre en un partido, que de haber tenido otro rival enfrente, habría podido ganar sin problemas.
Tsitsipas, un león, no se acobardó ante su rival ni ante el escenario, tumba de Alex De Minaur, la joven esperanza australiana. Nadal, victimario del local, lo aplastó sin piedad, algo que el griego no permitió a Federer.
Lo del griego es un ejemplo memorable para todos los tenistas del mundo. Oriundo de un país con poca tradición tenística y fiel a un estilo clásico como el revés a una mano, el ganador de las finales ‘Next Gen’ tiene al deporte blanco a sus pies.
Sus contemporaneos, de potencias en el deporte como Alemania, Australia, España, Estados Unidos y Rusia, se han acobardado en varias ocasiones frente a escenarios como el que superó Tsitsipas al vencer a Federer.
Su juego vistoso y agresivo, acompañado de su carisma y espíritu de lucha, le vaticinan grandes éxitos si permanece por la senda de la evolución y el aprendizaje, siempre necesario.
Aquiles pensaba que la inmortalidad no era vivir para siempre, sino lograr ser recordado por los grandes éxitos conseguidos. A Tsitsipas, todavía lejos de la perfección y con mucho por mejorar, le hace falta levantar muchos trofeos y romper récords que lo coronen definitivamente como leyenda.
Los cuartos de final conseguidos en el Abierto de Australia son apenas una de las grandes gestas que este joven tendrá que recorrer para llegar al Olimpo.
Como él, no hay ninguno entre los griegos, pero así como Alejandro Magno, Tsitsipas deberá conquistar el mundo para ser recordado por el mundo entero.
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