Arte es: “Una actividad en la que el hombre recrea con una finalidad estética un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas, valiéndose de la materia, la imagen o el sonido”. El concepto de arte ha evolucionado, alejándose de lo que tradicionalmente considerábamos arte, y se ha llegado al extremo de que hoy a cualquier cosa le llaman arte. El propio Museo de Arte Moderno de Bogotá cambió sus reglas de juego desde que Duchamp elevó un orinal a obra de arte, y a partir de ese momento cualquiera puede hacer arte sin que tenga siquiera un gramo de genio artístico. Recientemente se presentó en un museo de Bogotá una exposición de objetos que conservan algunas personas como recuerdo de amores fracasados, que a mi opinión de arte nada tienen, y si a alguien le traen recuerdos es al interesado, pero no al público que visita un museo. Qué puede tener de arte –como para exhibirlo en un museo– el cepillo de dientes que usó un amor fracasado? ¿O el alambre que sujetaba la prótesis dental de una exnovia? ¿O hasta prendas íntimas de la ex o del ex, y objetos que rayan en la vulgaridad? –que me abstengo de mencionar por respeto a mis lectores–. Yo pienso que este hecho es solo parte de la degeneración del mundo moderno, en el que se ha perdido la decencia, la vergüenza y el respeto; donde nadie se ciñe a las normas de conducta tradicionales, donde, cómo lo estamos viviendo, hasta el más respetado dirigente público en cualquier momento aparece en los diarios sosteniendo en sus manos un letrero con un número de fichaje.

¿Hasta dónde hemos llegado?

Antonioacelia32@hotmail.com