Medio año han tardado en Alemania para la formación de un nuevo Gobierno, que tomó posesión finalmente este miércoles. Es todo un récord en un país acostumbrado a la estabilidad política. La canciller Ángela Merkel se dispone a su vez a batir el récord de Helmut Kohl, quien estuvo 16 años en el poder. Ella lleva casi 13 y el miércoles fue elegida para un nuevo mandato de cuatro años en el Bundestag, la cámara baja del Parlamento alemán, por cuarta vez. Lo curioso es que en tres de estas cuatro elecciones, Merkel ha ganado gracias a los votos del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), el otro de los dos grandes partidos tradicionales del país junto con los democristianos (CDU/CSU) de la jefa del Gobierno.

Para muchos alemanes, el tercer gobierno de ‘gran coalición’ en 13 años es desilusionante y alberga enormes riesgos de cara al futuro. El primer efecto es que la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) ya es de facto el primer partido de la oposición. En Alemania nunca se ha visto tan poco entusiasmo en el arranque de un nuevo gobierno. A pesar de que la economía germana va viento en popa y el desempleo ha bajado a niveles históricos, hay muchos desafíos para la gran coalición, como la lucha contra las desigualdades sociales y la pobreza, la integración de las personas refugiadas y el cambio del modelo energético, entre otros.

Donde quizás se notará más un nuevo rumbo respecto a la pasada legislatura es en la política europea. El cambio más importante en el actual ejecutivo de Merkel se produce en el Ministerio de Finanzas, el cargo más importante después de la cancillería. Se fue el democristiano Wolfgang Schäuble, el principal defensor de las políticas de austeridad que le convirtieron en uno de los dirigentes más odiados en Europa, especialmente en los países que tuvieron que hacer duros recortes del gasto público bajo la tutela de los programas de rescate. Le sustituye el socialdemócrata Olaf Scholz, hasta ahora presidente del Estado de Hamburgo.

En el partido de Merkel no ha gustado nada que cediera el Ministerio de Finanzas al SPD. Pero Scholz, que también es vicecanciller, pertenece al ala más conservadora de su partido, y se cuidará mucho de no tirar la casa por la ventana. Sin embargo, el nuevo responsable de la Hacienda alemana dijo que no pretendía dictar las políticas económicas a los vecinos europeos y habló incluso de errores cometidos en el pasado.

Queda por ver con cautela si ello realmente significa el fin de las políticas de austeridad en Europa. Para empezar, los socios de la gran coalición han acordado aumentar las aportaciones alemanas al presupuesto de la Unión Europea. El proyecto europeo está en un momento crítico, cuestionado cada vez más por la ciudadanía, que le achaca todos los males, y arrinconado por fuerzas antieuropeas y nacionalistas como AfD. Evitar el fracaso de la UE es una gran oportunidad para Merkel, que así podría cerrar una larga carrera. Porque nadie cree que vaya a presentarse a las elecciones por quinta vez.

@thiloschafer