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La guerra contra la viruela del mono

La participación de todos es importante, haciéndose obligatorio el cumplimiento de las comunidades, la ayuda de instituciones y personas que deben prestar toda la colaboración, inicialmente en la difusión, y educación de las medidas y recomendaciones que debemos cumplir. Hacer conciencia sobre los factores de riesgo y educar a las personas sobre las medidas para reducir la exposición al virus es la mejor estrategia actual que debemos implementar.

La viruela símica es una enfermedad definida como una zoonosis, enfermedad trasmitida de los animales a los humanos, presente desde hace muchos años principalmente en monos, ardillas y roedores, en las selvas tropicales de África central y occidental, exportada a otras regiones. 

Después de la erradicación de la viruela en 1980, con la suspensión de la vacunación contra la viruela, este virus ha sido encontrado recientemente en unos 80 países, convirtiéndose en el de mayor importancia en salud pública dentro de la familia de los Poxvirus. Con presentación clínica similar a la viruela de los humanos, fiebre, manifestaciones generales, malestar general, ganglios y brote en la piel, pero con evolución menos grave, sin excluir algunos casos ocasionalmente fatales. 

Ante la amenaza actual de la llegada y crecimiento de este virus, y con las lecciones dejadas por el coronavirus pandémico, las decisiones de manejo deben ser contundentes, rápidas y acertadas. El Ministerio de Salud anunció que el riesgo de transmisión pasó de nivel moderado a alto con más de cincuenta casos. El control del virus se convierte en una prioridad, por lo que se tienen que prender las alarmas principalmente en los organismos responsables. Proteger inicialmente las poblaciones más vulnerables: niños, embarazadas, y pacientes con disminución en sus defensas, diabéticos en tratamientos para cáncer o recibiendo medicamentos inmunosupresores. Nuevamente necesitamos de las vacunas, cuya consecución no está fácil, y al mismo tiempo tenemos que decidir en forma rápida sobre su utilización, nos sirve la vacuna anterior para la viruela, pero ante su suspensión en la producción se necesita nuevamente preparar una gran cantidad de dosis, y tener la nueva vacuna, que ya existe pero puede demorarse un poco más en obtenerse. 

Educar es urgente, desde los trabajadores de la salud hasta las grandes comunidades, para lograr una respuesta en la prevención de casos, y en la utilización de tratamientos, actualizados y validados, los cuales no tenemos a la mano. Pero, si no los tenemos debemos ofrecer una guía y recomendaciones que nos permitan enfrentar el crecimiento de los casos inevitables. El empeoramiento de los casos está frecuentemente asociado con infecciones bacterianas que se producen en la piel, que se profundizan o diseminan de tal forma que deterioran los pacientes, llevándolos a circunstancias de la necesidad de hospitalización, antibioticoterapia, y manejo de las lesiones en forma urgente y efectiva, requiriéndose buen control de las superficies contaminadas.

La participación de todos es importante, haciéndose obligatorio el cumplimiento de las comunidades, la ayuda de instituciones y personas que deben prestar toda la colaboración, inicialmente en la difusión, y educación de las medidas y recomendaciones que debemos cumplir. Hacer conciencia sobre los factores de riesgo y educar a las personas sobre las medidas para reducir la exposición al virus es la mejor estrategia actual que debemos implementar.

Organizar y asignar las responsabilidades nos permitirá cambiar el curso de una nueva pandemia anunciada hace ya un tiempo con la aparición de los primeros casos que desde África han venido aumentando en forma permanente. 

Los líderes gubernamentales mundiales, con sus asesores inmediatos, deben organizar un plan de enfrentamiento rápido, que incluye los programas de vacunación, preparación del personal, dotación de medicamentos y sitios adecuados para los aislamientos, conociéndose que la más efectiva forma de trasmisión es el contacto directo con personas infectadas.

No debemos preocuparnos si las medidas de prevención y educación parecieran exageradas, esto es mejor que quedarnos con los brazos cruzados, declararle la guerra al virus de la viruela del mono es una obligación de todos.

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