Los galardonados este año con el Nobel de Economía fueron Esther Duflo (Francia, 1972), Abhijit Banerjee (India, 1961) y Michael Kremer (EE. UU., 1964), por “su aproximación experimental al alivio de la pobreza global”. Los dos primeros son investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), mientras que Kremer es investigador de Sociedades en Desarrollo del Departamento de Economía de la Universidad de Harvard.

Representantes de El Banco Nacional de Suecia, argumentaron que  “unas 700 millones de personas subsisten en el planeta con ingresos extremadamente bajos”, y que, por ello, el enfoque experimental que han desarrollado los investigadores, a partir de “hechos concretos”, ha permitido generar “nuevas formas de respuesta confiables a estos problemas”, ya que ellos han cuestionado y buscado resolverlos por medio de experimentos de campo.  Si bien la pobreza absoluta, medida por la proporción de la población que vive con 1,9 dólares al día, se ha reducido enormemente en los últimos años, es importante recordar que también en los países desarrollados hay pobres. Por tanto, la pobreza sigue siendo un problema de máxima urgencia en el siglo XXI. La contribución de los nobeles es importantísima, ya que enfrentan la pobreza desde dimensiones diferentes y muy específicas. Es decir, se basan en la idea de pobreza que va mucho más allá de ausencia de recursos. Según Amartya Sen, premio Nobel de Economía en 1998, en concreto, “la pobreza es la privación de capacidades incluyendo, por ejemplo, el acceso a la educación, las limitaciones en las condiciones de salud, la exclusión social y la financiera, entre otros.

Mediante el método científico, utilizado en Medicina, los investigadores están tratando de conocer cómo es la vida económica de los pobres, qué decisiones y, por tanto, qué renuncias tienen que abordar, y, a qué retos se enfrentan diariamente.

El trabajo de los premiados es novedoso porque huyen de grandes soluciones y proyectos para combatir la pobreza y se basa en actuar de forma más específica en cada una de sus dimensiones. Uno de los trabajos de Banerjee y Duflo, The Economic Lives of the Poor, trata de responder varias preguntas: ¿Cómo es la vida económica de los pobres?, ¿qué decisiones y, por tanto, qué renuncias tienen que abordar?, ¿a qué retos se enfrentan diariamente? “Los libros de texto y las comidas gratis no ayudan a mejorar los resultados escolares”.

Otras preguntas importantes: ¿por qué los pobres no gastan más en nutrición?, cosa que mejoraría su productividad. Y tienen un gasto desproporcionado en entretenimiento. ¿Por qué no reaccionan para mejorar la educación? Su conclusión es que los microcréditos no consiguen aumentar la inversión, ni el consumo, ni las condiciones de salud y educación ni el empoderamiento de las mujeres.

Finalmente, ¿cuáles son las soluciones  para reducir la pobreza? Los nuevos nobeles de Economía proponen investigar usando el método científico, los motivos o razones del crecimiento de  la pobreza en cada región, para mejorar aspectos específicos relacionados con la pobreza, como la educación y las infraestructuras. ¿Se podrá cambiar el enfoque de gran parte de la economía actual para enriquecer unos pocos y empobrecer cada vez un mayor número de personas?

Como piensan algunos, la economía es, en esencia, el estudio de la pobreza. Será que algún día le daremos a las grandes decisiones la importancia del método científico.