Depresion y tristeza
En el mundo no todo es alegría, sentimiento básico que determina la felicidad, que se enfrenta todos los días a la tristeza, ligada directamente a la depresión.
Con representación definida en el cerebro, estas sensaciones individuales, se activan en forma consciente e inconsciente para ser parte de los grandes componentes de la personalidad. Gracias a la Psiquiatría, a la Neurología, Fisiología, Bioquímica, a la Biología molecular, que junto con otros adelantos tecnológicos, como la Resonancia magnética, y otras, nos han permitido conocer cada vez más los complicados caminos del cerebro humano. Pero, si la explicación de nuestros actos, individualmente no están plenamente entendidos, los de la población mundial lo son mucho menos, más cuando llegamos al misterio de la muerte.
Tener una perdida como la de mi hermano en plena pandemia, me lleva, aunque la causa de su muerte fuera diferente al coronavirus, a pensar más en todos aquellos que fallecen por esta enfermedad.
Aunque los informes en Colombia de defunciones tienen un gran sesgo al tener como base la autopsia verbal, ya que no ha sido posible realizar la primera necropsia física de fallecimiento por la COVID-19. Según el Ministerio de Salud de Colombia (Dirección de Epidemiología y Demografía, Exceso de Mortalidad 2020), el número de defunciones confirmadas de COVID-19 por grupos de edad y mes de ocurrencia, presenta una tendencia creciente con una duplicación del número de casos cada 16 días en el último corte a Junio 20 de 2020.
Al sufrir el dolor que produce la falta de un ser querido. Mi hermano mayor, Andrés, aquel que se sacrificaba por todos sus hijos, y el resto de la familia, quien no conoció el odio si no el amor por los demás, que siguió los preceptos de la Biblia, perdona y ayuda a los demás, no seas ostentoso, ni te creas tan poderoso que dominarás a los demás, ni los humillarás o explotarás, y lo que tienes lo pondrás a su servicio. Creo que como Andrés, ejemplo de rectitud, de honestidad, de humildad y de bondad, desearíamos ser muchas personas en este mundo, lleno de envidia, odios, crueldad, prepotencia y maldad. Murió feliz en su fe cristiana en medio de la pandemia, esa que sabemos que no se ha podido detener en gran parte por búsqueda de meritos imprecisos, por luchas de poder, por representación política, por desigualdades en la atención, por tratar de detener un iceberg en su pico, y también por indisciplina ciudadana y falta del autocuidado. Para esta lucha, el mundo no ha podido ni siquiera reunirse, cuando es lo primero que hay que hacer, en donde el liderazgo de una institución universal ha hecho falta, cuando existen países que le sobran los ventiladores, a unos las mascarillas, a otros el jabón, pero existe una gran mayoría que no tienen ni agua, ni alimentos ni vivienda, ni empleo, cubriendo muy poco sus necesidades básicas. Un mundo que con un pequeño porcentaje del capital de unos pocos multimillonarios, podría solucionar grandes necesidades.
Mi tristeza por la partida de mi hermano se disipará con el pensamiento de que si un hombre bueno se va, nos deja un gran vacío, pero por sus acciones terrenales tienen un sitio privilegiado adonde quiera que vaya. Adiós hermano, ayúdame desde arriba a seguir luchando por aquellos que nos necesitan.
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