Coronavirus: cada pueblo tiene lo que quiere
No hay duda de que durante las situaciones difíciles, es cuando se conocen los países, las ciudades y las personas. Aunque las responsabilidades son individuales, al final caemos en una responsabilidad compartida en situaciones como la de la epidemia por el coronavirus, que ya sobrepasó sus primeros 100 días. Con probable mortalidad de más de 40.000 personas al final del año, según el Instituto Nacional de Salud, donde las estadísticas muestran a Barranquilla y el Atlántico con crecimiento de casos, fallecimientos y aumento en la ocupación de UCIs.
Diferentes acciones han sido establecidas, desde el aislamiento obligatorio, el cual ha sido cumplido en forma parcial, obligando a las autoridades a utilizar cada vez más las medidas coercitivas y hasta la fuerza pública, por una alta violación de las recomendaciones. Pero, cuando los resultados no se dan a pesar de estas medidas, es cuando tenemos que reflexionar para verificar o ajustar acciones que impidan que el sistema de salud colapse, con el aumento de los contagios y de los casos que requieran atención hospitalaria, y principalmente de casos críticos que demanden manejo de cuidados intensivos, o utilización de ventiladores.
Por qué hay más casos en Barranquilla, y el Atlántico? Incumplimiento de las medidas recomendadas, falta de información, retraso en el diagnóstico, baja respuesta social, pobre poder de convocatoria. Disminuidos recursos de personal, incumplimiento de las promotoras y prestadoras de la atención en salud. Dificultades para los pacientes en conseguir la atención, consulta tardía de los pacientes, tratamientos inadecuados, o falta de recursos, técnicos, administrativos o financieros para hacerlos. A todas estas posibilidades hay que darles solución, aportando rápidamente los recursos necesarios para superar los inconvenientes actuales en cada uno de ellos.
Que cada uno responda por su trabajo, y sus logros. Aquellas acciones que no cumplan con sus cometidos, es la hora de rectificarlas, no es el momento de recriminaciones ni de críticas irrazonables si no constructivas, es el momento de ser cuidadores de nuestro principal recurso, la vida de los ciudadanos de un país, que ha pasado por etapas peores, y se ha superado.
Los líderes del momento deben escuchar las recomendaciones, revisar las lecciones aprendidas en otros países, ahora triunfadores sobre el coronavirus, por haber hecho las cosas bien, y continuar haciéndolas, no solo para acabar con la COVID-19, sino también para colocar todos los avances de la ciencia, de la tecnología al alcance de todos, que nos una en un propósito del cual se beneficiarán miles de personas. Reconocer al trabajador de la salud no solo como un héroe, si no fortalecerlo y darle todo el apoyo, en protección de contactos, reconocimiento digno de sus horas de trabajo y de sus sacrificios, para que se mantengan trabajando con amor y dedicación.
Atención inmediata a los enfermos, muestras de laboratorio apropiadas, tomadas para la prestación de servicios cuando se justifiquen, creación de centros especializados de atención no solo para el Coronavirus, si no para otras enfermedades infecciosas, propuesta desechada desde hace muchos años, con los que en la actualidad, estaríamos respondiendo en forma apropiada.
Cierre justiciero total a los desalmados que aun conociendo las consecuencias, se burlan de las normas y protocolos del gobierno, y enferman a los demás, incluyendo sus propios familiares.
Solo si tenemos una respuesta oportuna y una comunidad que responde, participa y apoya, podremos salvarnos de las acciones de un virus asesino, al que sin duda podremos vencer.
La ciencia trabaja incansablemente para lograr los avances necesarios, incluyendo una vacuna, pero cada pueblo tiene lo que quiere.
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