
Una revisión urgente
La ONU tiene el Consejo de Seguridad que es su órgano más trascendental.
La Organización de las Naciones Unidas cumple setenta y cinco años desde que fue fundada como el acuerdo mundial de paz después de la segunda guerra mundial cuyo armisticio se firmó en 1.945. En estos años su labor fue en un principio bastante eficiente, pero con el paso de las décadas el espléndido organismo institucionalmente muy bien estructurado empezó a decaer porque sus intervenciones fueron poco exitosas, su labor muy gris y en su interior proliferó en su base de Nueva York y en las satélites en otros mundos la enamoradiza burocracia internacional que es de las más apetecidas y rentables.
En la vibración del paso de los días muchas crisis de salud mundial han estremecido a la humanidad, guerras internas y no tan íntimas se han sucedido a diario sin respetar fronteras, algunas son eternas como las del medio oriente, la pobreza ha crecido en el mundo y la deforestación avanza, los temas climáticos y ambientales, la misma ecología, ven reducirse sus espacios de discusión y análisis científicos. La ONU ante esta avalancha de retrocesos como dijo el presidente Kennedy “no puede permitirse el lujo de que la manejen ni la dominen porque ella nació para manejar y dominar los conflictos”.
La ONU tiene el Consejo de Seguridad que es su órgano más trascendental. Está compuesto solo de cinco miembros lo cual de entrada en cualquier análisis es una injusticia nacida con la misma organización: Solo Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido lo conforman. Prácticamente quienes participaron activamente en la segunda guerra. De ese modo fueron honrados para aliviar los sesenta millones de muertos “la gran nostalgia de la historia” que aportaron estas naciones para pacificar el mundo. Pero para el futuro se cometió una injusticia porque la entidad tiene 196 miembros los cuales tienen vos y voto, alguno más influencia que otros pero no son determinantes en decisiones fundamentales de los continentes.
El caso de Venezuela es típico porque ni siquiera la mayoría de los vecinos de América ha podido conseguir algún efecto rotundo sobre el régimen de Maduro, salvo románticos cantos a la bandera y esfuerzos melodramáticos de algunas cancillerías para hacer vitrina. Este sistema es injusto y una gran mayoría de socios deben reunirse para buscar el mecanismo preciso, adecuado, democrático, de una reforma sustancial que promueva la participación de naciones muy ricas y poderosas, pero también de las más pequeñas y débiles. La orientación de las libertades y derechos humanos en el mundo no puede estar regido por los balances de las haciendas monetarias sino del equilibrio y la igualdad democrática. No podemos negar que organismo de la ONU en el planeta como la OIT, la Unesco, la OMC, CPI, OMS, OTAM, FAO, y algunos más, fueron y son referentes y líderes en sus labores pero también es cierto que sus límites son muy precisos porque en últimas, las atribuciones tienen restricciones donde reina el sometiendo a poderosas naciones quizás distantes ideológicamente, geográficamente y sociológicamente. De modo que se espera para muy pronto una reorganización y revisión de las estructuras de la ONU, porque esta organización si la necesita el mundo actualmente, potente, decisoria, influyente.
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