Nos han llegado rumores de que un grupo de concejales de la ciudad están elaborando un proyecto de Acuerdo para presentárselo al alcalde Char que busca implementar lo más rápidamente posible la instalación de baños públicos en las áreas y entidades de atención pública, que se aparten del concepto de propiedades o negocios o residencias privadas. Es decir, lugares en donde los espacios sean para toda clase de público y las entidades que reciban ese conglomerado heterogéneo que presenten un servicio clasificado como de uso público para todos los estratos.
Hace un año escribimos en esta misma columna sobre el mismo tema, porque Barranquilla se está quedando rezagada ante otras capitales y ciudades medianas del país que han dado un paso adelante recientemente en este sentido. Inclusive, nos aventuramos a proponer que los alcaldes y cabildos del departamento del Atlántico puedan incursionar en estos mismos propósitos, buscando de igual manera prestar este servicio absolutamente indispensable, no solamente para las personas de edades promedio sino especialmente para niños, adultos mayores, mujeres embarazadas y discapacitados.
Relatábamos hace un año que presenciamos en un banco de la ciudad cómo una señora de avanzada edad sufrió un repentino deseo o necesidad de utilizar un sanitario y, ante la negativa de la empleada con la agria respuesta de que “aquí no tenemos baños para el público”, la señora, incapaz de resolver su urgencia de otra forma, depositó sus exigencias fisiológicas en plena antesala de dicha oficina. No solamente este requerimiento va dirigido a los bancos, también a clínicas, hospitales, escuelas, iglesias, oficinas del Estado nacionales, departamentales o municipales, parques, estaciones de transporte masivo, estadios y lugares de entrenamiento deportivo.
Sobre este tema hay una legislación olvidada, aun cuando fue penosamente excluida del nuevo código de Policía. Que no obstante si castiga a quien en la vía pública sea sorprendido haciendo una necesidad fisiológica, aparentemente más fácil para los hombres y realmente complicada para el sexo femenino. De todos modos no es indeseable regular de nuevo con actualidad sobre la materia, porque no solamente es de elemental lógica sino que es universalmente ya una disposición ciudadana resultado de las necesidades humanas. Si el Concejo Municipal le presenta a la ciudad una realidad como la comentada se lo vamos a agradecer, porque afortunadamente tenemos al frente de la administración funcionarios conscientes de las comodidades públicas. Es el mismo caso de la Asamblea Departamental con sus magníficas iniciativas demostradas, que se complementan con funcionarios de la Gobernación pendientes de la satisfacción de las necesidades públicas en todo el departamento. Cuando hay obstinación por no colaborar todo se detiene, todo se complica; pero cuando hay voluntad de mejorar, de colaborar, de avanzar, de progresar, las cosas van marchando mucho más fácilmente.
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