Si, una vez más escribimos sobre el Tren de Cercanías, el Tren territorial, el Tren del Caribe como lo quieran llamar, porque finalmente el gobierno abrió los estudios preliminares, autorizó un análisis de factibilidad para entrar a discernir en definitiva uno de los más ambiciosos proyectos de desarrollo que pueda tener el país en su época moderna. Ya entró igualmente en estudio el Tren del Eje cafetero y el norte del Valle del Cauca con 165 kilómetros y una inversión estimada de 5 billones de pesos. Todo esto está muy bien porque ambos casos son absolutamente necesarios y nos hacen  regresar a la época difícilmente olvidada de la importancia que tuvo la conexión ferroviaria en el siglo veinte.

Hace muchos años cuando cursábamos el posgrado en Europa pudimos  apreciar la importancia y el valor, además de la utilidad, de los trenes de cercanías desde y hacia las principales ciudades. Es que no es lo mismo en costos y en logística un trayecto París – Bruselas o Roma – Ginebra, aéreo, que ese mismo camino en tren con comodidades hasta de camas para dormir en buen servicio de comodidades, trenes, en esas rutas aludidas de cerca de cuatro horas. Aquellas experiencias vividas nos las trajimos para Barranquilla y desde entonces la hemos vislumbrado y propuesto en nuestra región.

Casi todos los gobernadores nuestros, Verano, Segebre y últimamente con gran análisis Elsita, en  este Departamento, le han otorgado un gran impulso  al proyecto. Otros mandatarios de otras regiones vecinas igualmente. Pero ya  despegó lo que estaba desconcertadamente dormido por muchísimos años. El propósito es convertirlo en una iniciativa para el transporte de pasajeros, carga y turismo. Las ventajas para reducir emisiones de CO2, tiempos de  travesía, estadísticas de accidentalidad y apoyo a la eliminación de huellas de carbono es incalculable. Lo que falta ahora es que el Gobierno Nacional este proyecto lo incluya en el Plan Nacional de Desarrollo 2022 – 2026 y desde ya atienda los prospectos de financiación que bien podrían cancelarse con los cobros de peajes en una época bastante cómoda.

Iniciarlo con la ruta Riohacha – Santa marta – Barranquilla – Cartagena, y continuarlo enseguida con los ramales hacia Sincelejo – Montería y a la  derecha del Magdalena con Valledupar y Barrancabermeja, permitiría un ensamble completo de toda la Región Caribe interconectada con altísimos  resultados en los aspectos comentados. El modelo de concesión por ejemplo no es descartable o la configuración de una APP que fuese atractivo para  inversionistas extranjeros, es un camino que bien podemos explorar. El gobierno nacional tendrá la última palabra pero si lo que persigue en buena  hora es disminuir la pobreza y levantar el nivel socio – económico de todas las clases sociales afectadas por las necesidades, este sendero puede  empezarse a convertirlo en una realidad.  En todo este recorrido es absolutamente primordial que la bancada de congresistas del Caribe, en ambas  cámaras, unidos, estrechamente trabajando por su región, abanderen este proyecto para no dejarlo dormir entre los escritorios paramunos nuevamente. Allí en el Congreso es donde palpitan los alientos del impulso y la persistencia.

Si otras regiones del país han conseguido enormes logros afortunadamente porque no lo podemos lograr igualmente el bloque costeño?