Dos millones mínimo
Ya estamos escuchando permanentemente por cientos de personas que la ciudad está repleta en todos los sentidos y no tenemos por donde circular tranquilamente. Ni motorizadamente ni a pie. No hay por donde sobre todo en determinadas horas y en los barrios populosos y populares, íconos de nuestra ciudad, por donde se acabaron los espacios. Es decir la gente, la población y los vehículos rebasaron la capacidad de circulación y desplazamiento de la ciudad.
Nuestro apreciado amigo y magnífico columnista vecino Horacio Brieva manifestó recientemente en uno de sus escritos que creería que Barranquilla se encuentra actualmente con una población de un millón trescientos mil habitantes aproximadamente. Y le adivinamos al amigo esa aproximación porque él como nosotros y como toda persona o institución interesada en estos datos, no tiene a la mano una base académica o científica para sustentar una afirmación demográfica de nuestra capital. En efecto el último Censo fue deficiente no solamente entre nosotros sino calificado de esa forma en el resto del país. Entre nosotros hay miles de hogares que siempre han manifestado pública y privadamente que ellos jamás fueron visitados por los encuestadores a quienes el día señalado se quedaron esperando.
Además, es palpable las olas inmigratorias que hemos recibido desde el último censo para acá, provenientes no solamente de Venezuela sino de otros países de América latina. Inclusive fue sorprendente escuchar en una conferencia dictada por alguien muy serio que una oleada de ciudadanos Sirios hace menos de dos años llegaron refugiados a esta ciudad, buscando respetables familiares aquí aposentados, que los recibieron en su fuga de sus raíces del Medio Oriente donde se vive un auténtico infierno hace muchos años.
Estas consideraciones no son difíciles de probar. Basta una detallada observación de estudio y análisis cuando salimos a cualquier actividad cotidiana por los diferentes barrios de la ciudad, para acercarnos más a la realidad geográfica de que ya las calles y avenidas, barrios, esquinas, puentes, bulevares, aceras, no dan abasto para soportar la invasión de personas verdaderamente hacinadas en sus espacios, con dificultades para traficar peatonalmente, a lo que se suma una impresionante congestión vehicular, absolutamente asombrosa, que rebasa cualquier cálculo y que en peatones y choferes se traduce en la angustia o el desespero por llegar al sitio de destino ante demoras demasiado seguidas, continuas desesperantes.
Ya estamos escuchando permanentemente por cientos de personas que la ciudad está repleta en todos los sentidos y no tenemos por donde circular tranquilamente. Ni motorizadamente ni a pie. No hay por donde sobre todo en determinadas horas y en los barrios populosos y populares, íconos de nuestra ciudad, por donde se acabaron los espacios. Es decir la gente, la población y los vehículos rebasaron la capacidad de circulación y desplazamiento de la ciudad.
Es común escuchar: “Desde el centro donde trabajo hasta mi casa en el barrio equis, antes me demoraba Veinte minutos y hoy día con suerte una hora
El gobierno nacional tiene que preparar un nuevo Censo y el DANE aplicar su nueva tecnología de precisión científica para lograr un resultado que se acerque a la realidad. No nos olvidemos, que estos resultados representan y gravitan sobre muchos aspectos a los cuales definen sus rutas a seguir, como presupuestos oficiales, cálculos de inversión, necesidades por satisfacer, número de Concejales y Congresistas, precios, valores, normatividad de aplicación en mercados y tiendas un sin número de factores que dependen para regir en la comunidad de las cifras que arroja un Censo. Esperamos pues que dentro del "cambio" prometido el Gobierno Nacional ordene esta labor lo más pronto posible. Preparar un Censo es una tarea larga, así que a comenzar ya.
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