El Heraldo
Opinión

Mentiras de Estado

En manos de los soviéticos quizá no nos hubiéramosenterado nunca, o hubiéramos tardado más tiempo en enterarnos, de la explosión nuclear en abril de 1986.Basta ver en Chernóbil –la exitosa serie de HBO que, a menos de un mes de su estreno, ya es considerada como una de las mejores que ha hecho la televisión–, la escena en la que Gorbachov se tranquilizatras enterarse de la tragedia,no porque la situación hubiese sido ya controlada, sino porque la prensa internacional no la conocía. 

Al error humano que originó la tragedia se sumó una cadena de malas decisiones y, peor, la obediencia de Estado. Todos sabían lo que había ocurrido -y sabían también su magnitud-, pero todos callaron por miedo o complicidad, que vienen a ser lo mismo.El orgullo patrio estaba en juego.

Más allá del accidente nuclear, Chernóbil cuenta que los secretos de Estado y el ocultamiento de información son mil veces más peligrosos que la radiación. Y plantea preguntas. Muchas. ¿Qué tanto ocultan los gobernantes, y hasta los mismos medios, la realidad? ¿Cuántos accidentes han sucedido iguales o mayores a este y los hemos desconocido por cuenta de un gobierno de turno?¿Cuántas mentiras son necesarias para mantenerse en el poder?

Lo fácil fue negarse a sí mismos los hechos:“Cuando la verdad ofende, mentimos y mentimos hasta que ni siquiera recordamos que existe. Pero sigue allí. Cada mentira que contamos se endeuda con la verdad. Tarde o temprano esa deuda se paga”, dice en la serie el científico encargado de averiguar lo que pasó antes de que el sistema terminara por enredarloy de que fuera condenado por decir la verdad. 

Esto sucedió en el sistema totalitario de URSS, pero es ingenuo creer que las mentiras y el ocultamiento de información no suceden por igual en otras partes. Pasa en HBO, pasa en Colombia.¿Acaso la negación de que los asesinatos de líderes sociales son sistemáticos y corresponden a un mismo patrón no buscan también impedir que se conozca la gravedad de los hechos?¿Acaso no sucedió aquí lo mismo con los falsos positivos?

“Donde yo me oponga, donde yo diga que no, donde yo no siga los lineamientos de la brigada, muy seguramente me relevan del cargo, me echan de la Fuerza y pierde uno todo porque uno queda desamparado, en la calle”, dijo ante la JEP el mayor (r) Gustavo Soto Bracamonte luego de pagar once años de prisión por ochenta ejecuciones extrajudiciales perpetradas por sus hombres en Casanare.

Pero el hombre nunca aprende. Ahora que la serie descubre la verdad de Chernóbil, el gobierno ruso ha salido a decir que contará su propia versión de los hechos: la mentira que intenta callar todas las demás mentiras. Lo mismo que aquí: el Estado todavía oculta y calla un problema que hace marras se le salió de las manos. 

Hace poco, de hecho, volvieron a ser noticia estas masacres de inocentescon asesinatos sin resolver como el de Dimar Torres. Casos, en fin, en los que el ejército pierde también en ética, credibilidad, confianza ciudadana... ¿Cuándo los reconocerá y se disculpará el gobierno en nombre del Estado colombiano?

@sanchezbaute

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