El primero: Es menester seguir insistiendo sobre el caso del Amira de la Rosa y la infraestructura cultural de Barranquilla. Si bien es innegable que los renovados parques y el Malecón propician la realización de eventos como el maravilloso concierto “Caribe Sublime” de hace unos días, también es innegable que la cultura como dinamizadora de tejido social y como industria requiere de una infraestructura adecuada, acorde, moderna y accesible para poder desarrollar actividades de alto impacto y proyección. Si a esa falta le sumamos ahora el precario estado de algunos de los pocos museos que existen, y por ende la muy limitada oferta de exposiciones itinerantes o permanentes, la verdad es que el panorama es poco halagador. Ojalá que se convierta en un propósito de ciudad el recuperar y/o reformular esa infraestructura. Es el paso lógico que toca dar si de verdad quieren que lo de “imparable” sea algo más que un slogan.
El segundo: Pretender negar que el país está atravesando por una época convulsa es poco menos que irresponsable si quien lo hace está en el poder o se cree líder de opinión. Lo de ahora, independientemente de cómo termine, lo contarán los libros de historia. Caer en un reduccionismo intelectualmente anacrónico y casi primitivo de creer que lo que se está viviendo son pataletas lideradas por los derrotados en las urnas es el primer gran error del establecimiento. El marchar o los cacerolazos no son propiedad de nadie. Son de todos los que consideramos que ni ejecutivo ni legislativo representan lo que la sociedad colombiana clama y espera de su devenir en este siglo y luego de los acuerdos de paz. Este es el movimiento de los que están convencidos en que no se le puede creer más a los supuestos ungidos si los mismos deciden, como hasta ahora, no mirar, no escuchar, no sentir. Evidentemente el primer paso para tratar de entendernos es hablando. El problema es que el otro no quiere escuchar. Ojalá me equivoque, pero esto va para largo.
Complemento: Ojo que ya empezaron los grandes jefes electorelos de los partidos y movimientos políticos hasta ahora fuera del poder a mandar mensajes de “fina coquetería” a un gobierno con un tremendo yunque en la espalda. Están pescando a sabiendas de lo débil del pez. Que no nos sorprenda en el futuro cercano un discurso de “llamado a la unión”, adobado con fotos sonrientes, palmaditas en la espalda y uno que otro nombramiento. Todos ellos son iguales. Blatodeos de la misma cucurbitácea, que cucarachas del mismo calabazo puede que les ofenda…
El tercero: Con mucho respeto y a quien corresponda: No bien empieza diciembre cuando se multiplican los inoficiosos retenes de motorizados que a la sombra de un árbol detienen carros aleatoriamente buscando pescar alguna licencia ilegible o algún seguro vencido. Aparte de la lógica suspicacia ciudadana que desemboca en rechazo y pérdida de respeto por la autoridad, en nada contribuyen a la movilidad. A ver si se ocupan de lo verdaderamente importante.
asf1904@yahoo.com
@alfredosabbagh
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