
A escasas dos semanas de acabar este año tan particular, y con la intención de que sirvan como resumen y a la vez de prólogo, vale la pena retomar algunas preguntas que quedaron sin respuesta en este 2020 y agregar otras que seguramente los afanes propios del 2021 harán aparecer en algún momento. Bueno, si no es que la agenda impuesta indica otra cosa…
¿Seguirá protegido por la sombra de la colección de cachuchas, o se atreverá a contestar alguno de los numerosos interrogantes que igual número de asuntos lo incluyen? ¿Usará sus redes sociales para algo distinto que referirse a la actualidad deportiva? ¿Pasar agachado sigue siendo aún una estrategia política válida?
Y hablando de estrategia, ¿Aprenderán algo de pragmatismo los supuestos sectores alternativos para dejar de atacarse entre ellos y unirse alrededor de lógicos puntos comunes antes de que el oficialismo gobiernista vuelva y gane en las elecciones? A este paso, ni siquiera será necesaria una campaña de fake news o desprestigio por redes. Ellos solitos le están ahorrando esa plata al bando contrario a punta de dimes y diretes en redes y medios. Dividamos y perdamos es, otra vez, el slogan. De lo malo vamos a pasar a lo peor.
Aunque falte mucho aún, ¿No sería bueno que los sectores locales que pretenden competir contra la aplanadora de la plutocracia empiecen a definir planes y a concertar nombres? Y ojo que no se trata nada más de los cargos del ejecutivo. Se requiere igualmente que Concejo y Asamblea se renueven en procura de revivir el desaparecido control político, sepultado hoy debajo de la salva de aplausos y mandíbulas batientes que acompañan cualquier proyecto. Particularmente en lo local el espectáculo es lamentable para la democracia. Ya ni pena les da dejar en claro a quién le sirven.
Entre otras, mientras los pocos de un lado aún no definen nada, los de siempre del otro comenzaron bien temprano la campaña. De imparable pasaremos a incansable. Ni en eso tienen que pensar. ¿Vamos a eternizar el borreguismo electoral, o vamos por lo menos a suscitar debates con argumentos alrededor de modelos de desarrollo que incluyan realmente lo social dentro de sus prioridades?
Como lo anotaba en una columna anterior, estoy tristemente convencido de que estas preguntas se formularían igual a estas alturas del año con o sin pandemia de por medio. La supuesta “normalidad” que vino a estremecer la intención de prevenir o ralentizar el contagio de la Covid no incluyó la revisión profunda de nuestros compromisos con la democracia. La pereza mental no se evita con el uso de tapabocas, y ni siquiera eso pudimos portar bien y con disciplina si nos atenemos a las cifras de infectados y las fotos de fiestas sin control ni pudor. Somos lo que somos, dijo el escorpión.
De todos modos, preguntar toca. Por lo menos que quede el zumbido.
Pd: Saludos especiales a todos los que dispensaron su tiempo y atención a esta columna. Justo es que descansemos mutuamente un par de semanas. Nos leemos en el 2021.
asf1904@yahoo.com
@alfredosabbagh
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