El Heraldo
Opinión

Salvar a la mujer

Para salvar a la mujer de la agresión, es preciso, primero, disponer de una política pública que proteja, prevenga y ataque las motivaciones estructurales de esta violencia específica.

Cuando se tenga, es necesario contar con una instancia sólida, que pueda articular la capacidad institucional del Estado y ponerla en función de la causa. 

Porque hay que sumar esfuerzos, y estos no solo están en las entidades territoriales que van a resultar definitivas para trascender la acción gubernamental sino en los sistemas policivo, judicial y penitenciario.

Pensemos, ahora, en la caracterización del problema para, del mismo modo, determinar programas puntuales.

Recordemos que no todos los asesinatos de mujeres son femenicidios. 

La literatura dice que son crímenes que tienen como causa el placer, odio, desprecio o sentido de la propiedad. Por eso, alguien lo definió como: el homicidio que no tiene explicación distinta que el hecho de ser mujer.

Habría que empoderarla económicamente para eliminar su dependencia de los machos que se creen sus propietarios. Habría que capacitarla en sus derechos para que nadie ose volver a pisotearlos. Habría que formarla para que sean las lideresas que le pongan un nuevo rostro a la democracia. Habría que rescatarlas cuando se encuentren en peligro inminente y resguardarlas en refugios de vida. Habría que establecer rutas claras para que la defensa y la reivindicación sean más expeditas que la amenaza o la iniciativa violenta. Habría, inclusive, que institucionalizar nuevas masculinidades en la sociedad agresiva, para que los hombres sean sus pares en una lucha que nunca debió existir porque su causa tampoco.

Ahí es preciso contar con el compromiso irreductible del gobernador o el alcalde, según el caso. Y el acompañamiento de un proceso de comunicación, que impulse campañas asertivas que conviertan los eslóganes publicitarios en un sentimiento popular.

Ah, es muy importante que sean decisiones descentralizados. Si el proceso se surte en un departamento, es fundamental que exista una oficina de la mujer en cada uno de los municipios, para que lo que se articule y ejecute arriba, descienda al lugar donde transcurren los hechos.

Ese es el sendero que desde hace unos años emprendió el Atlántico. Y es, ni más ni menos, el mismo que está intentando replicar hoy en todo el país el gobierno nacional. 

Lo que están viendo en la Vicepresidencia de la República es que la Gobernación, si bien sigue muy alerta, pues cuando hay una acción tan decidida los femenicidas arremeten, ha estado por encima de las dinámicas del fenómeno.
Es eso: Somos el departamento modelo de la política nacional de la mujer.  

Esa es una buena noticia. Y será mejor el día en que no tengamos que ser modelo ni inspiración de nada, porque aquí y allá desparecieron los últimos estertores de una historia que tarde o temprano deberemos superar. 

albertomartinezmonterrosa@gmil.com 
@AlbertoMtinezM

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp

Más Columnas de Opinión

El Heraldo
Mauricio Cárdenas

A la brava

Gran indignación me causó que el presidente Petro, al referirse al café en la instalación de la mal llamada Asamblea Nacional Cafetera, dijera que “no se produce, se extrae”. Y me sorprendió no solo porque el café se trabaja –y duro–

Leer
El Heraldo
Jorge E. Robledo

Petradas

1.- Entre lo mucho que se ha dicho sobre la reforma a la salud, reforma que se hundió porque Petro perdió el respaldo de Santos, Samper y César Gaviria y de los partidos Liberal, Conservador y de la U –claves para que ganara la Presidencia–

Leer
Ver más Columnas de Opinión
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.