
Te lo agradezco, pero adiós
El perdón es fuente de felicidad. Tenemos que aprender a pedirlo y a darlo, pero siempre desde la razonabilidad que la vida nos exige en todas las interacciones. El perdón siempre es una expresión del Amor a los otros y del amor propio. Perdonar es el mejor regalo que nos podemos hacer a nosotros mismos.
El tema del perdón es central en las relaciones interpersonales, ya que todos, por nuestra condición, podemos herir a los demás o ser heridos por ellos. Es necesario aprender a vivir la experiencia del perdón para poder ser felices. Sin embargo, es muy importante actuar con inteligencia, responsabilidad, bondad, amor y generosidad para que nuestras acciones no hieran ni pongan en riesgo a los demás; esto es, no podemos acostumbrarnos a la rutina de equivocarnos, pedir perdón y luego seguir equivocándose en lo mismo. No se trata de un círculo vicioso que no nos permita crecer, sino de tener la capacidad de transformar maneras de pensar, actitudes y acciones que nos permitan ser mejores seres humanos en la realización de nuestras relaciones. Me da susto que algunos echan mano de opciones religiosas para imponernos el hecho de que les tengamos que perdonar de lo mismo siempre, sin que se note ningún tipo de esfuerzo por mejorar o cambiar. Como si las heridas que causan se sanarán rápidamente cuando dicen ¡Perdóname! Hay que estar siempre dispuestos a perdonar, pero que se note que quien nos ha herido, no quiere seguir haciendo lo mismo. Para ello, necesitamos vivir por lo menos tres actitudes:
1. Reflexionar constantemente sobre la manera en la que estamos viviendo ¿Qué nos está impulsando a vivir? ¿Cómo nos estamos relacionando con los demás? ¿Cómo estamos resolviendo los desencuentros y conflictos que se producen en nuestras relaciones? ¿Qué sentido, qué propósito último tienen nuestros esfuerzos? No podemos vivir de manera inconsciente o en automático, tenemos que saber el significado y el valor de cada una de nuestras acciones. De mi experiencia espiritual, una práctica que me hace bien, es el examen de conciencia; me gusta revisar mis acciones con atención y sin exageraciones en la culpa, pero consciente de que tengo que ser mejor.
2. Hacer una opción constante por vivir ética y legalmente. Para mí no solo se trata de cumplir las leyes que nos permiten convivir como seres sujetos de derecho, sino de vivir desde los valores que nos permitan cuidarnos y cuidar a los demás, ya que al fin y al cabo, ese es el sentido de la ética. Evitar dañar y herir a los otros tiene que ser fundamental en el desarrollo de nuestro proyecto personal.
3. Tener siempre un plan de mejoramiento personal integral. Ser conscientes de cuáles son las dimensiones de nuestro ser en las que tenemos que trabajar y hacerlo inteligente, pedagógica y constantemente.
Sé de la crítica de algunos a la psicología positiva y a sus prácticas de autoayuda, pero estoy seguro de que la única manera de ser feliz, es trabajar en uno mismo para lograr dar la mejor versión. Todo lo que nos aporte para ser conscientes de nuestros errores y limitaciones, y nos brinde espacios e instrumentos para superarlos, es bienvenido.
El perdón es fuente de felicidad. Tenemos que aprender a pedirlo y a darlo, pero siempre desde la razonabilidad que la vida nos exige en todas las interacciones. El perdón siempre es una expresión del Amor a los otros y del amor propio. Perdonar es el mejor regalo que nos podemos hacer a nosotros mismos. Me gusta diferenciar el perdón de la reconciliación; siempre tenemos que perdonar, pero muchas veces las condiciones no nos permiten reconciliarnos. La reconciliación implica que algunas circunstancias interiores y objetivas cambien.
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