Cuaresma para humanos
Las herramientas en este tiempo son la oración como experiencia de interiorización y de diálogo sublime con Dios. El ayuno para tomar distancia de aquello que tiene poder sobre nosotros y puede controlarnos; ser nuestros propios dueños. La penitencia como reconocimiento de lo que hacemos mal y de resarcir a los que hemos dañado. Y la limosna, no como muestra de condescendencia que da migajas, sino como solidaridad que genera condiciones para vivir dignamente.
La cuaresma es camino, es un proceso de interiorización para tomar conciencia del momento en el que estamos, de la manera que vivimos nuestra vida y el sentido que le damos. Es un tiempo para evaluar y entender nuestros límites y potencias. No se trata de exacerbar una visión negativa y destructiva del ser humano. Esos discursos morbosos que nos definen como gusanos, como malvados que solo existimos para destruir y destruirnos, no se acercan a la visión y al ministerio de Jesús de Nazareth.
Cuaresma son 40 días para entender en qué debemos trabajar para ser mejores, siendo felices y haciendo felices a los demás. Para ello debemos conocer y apropiarnos de las habilidades y competencias que nos definen e impulsan. Sin tener claro lo bueno que somos, no podremos mejorar; sin ser conscientes de todo lo que podemos hacer, terminamos hundidos en el infierno de nuestras propias desgracias.
Nos queremos identificar con Jesús, no porque imponga un discurso religioso, sino porque descubrimos en su praxis de vida un modelo existencial de felicidad y plenitud. El camino cuaresmal es hacer explícita y dinámica nuestra opción de proexistir como un camino de felicidad. Cuaresma no es un tiempo de tristeza y llanto, sino de reflexión, de descubrimientos y opciones de crecimiento.
Aprovechémosla para darnos momentos de silencio, desconexión, de oración y tratar de ser dueños de nuestra vida, asumiendo que son nuestras decisiones las que orientan y realizan la existencia. Tengamos como el gran referente a Jesús; revisemos su vida, sus opciones y sus valores, entendiendo cómo ha vivido, liberándonos de visiones religiosas que con influencia platónica y agustiniana han creído que se debe despreciar el placer como manifestación de esa parte del ser humano (el cuerpo) que lo hace proclive al mal. Nada más lejos del cristianismo de Jesús de Nazareth.
Las herramientas en este tiempo son la oración como experiencia de interiorización y de diálogo sublime con Dios. El ayuno para tomar distancia de aquello que tiene poder sobre nosotros y puede controlarnos; ser nuestros propios dueños. La penitencia como reconocimiento de lo que hacemos mal y de resarcir a los que hemos dañado. Y la limosna, no como muestra de condescendencia que da migajas, sino como solidaridad que genera condiciones para vivir dignamente.
No promovamos el camino cuaresmal como una imposición religiosa; es un proceso que nos ayuda a ser mejores personas. La experiencia religiosa solo tiene sentido si nos hace más felices aquí, porque si solo se insiste en el futuro que no tenemos, la dejamos sin fuerza real para vivir.
Más Columnas de Opinión
¿Qué hacer con las tarifas de energía en la región Caribe?
Las altas tarifas de la energía en el Caribe son un problema social. La afirmación de que mes a mes cientos de miles de familias comen o pagan la luz no es lejana de la realidad. El recibo se puede llevar la cuarta parte de los ingresos de las f
Un faro de esperanza para la juventud
En medio del vendaval de desafíos que enfrenta la juventud contemporánea, marcada por la sombra ominosa de trastornos mentales que irrumpen cada vez más temprano en sus vidas, surge la necesidad imperiosa de tenderles una mano firme, de ofrecer
Café entre Evas
“Qué habría sido de las mujeres en el patriarcado sin el entramado de mujeres alrededor, a un lado, atrás de una, adelante, guiando el camino, aguantando juntas. ¿Qué sería de nosotras sin nuestras amigas? ¿Qué sería de las mu
Para el Descanso
La revisión de los titulares de prensa, o de cualquier otro medio de comunicación, se ha convertido en una seguidilla de sobresaltos. Quizá sea porque en estos tiempos todo se actualiza permanentemente, o porque la dependencia del clic induce l