Cuentan que fue toda una “conmoción en Manila”. Era el 1 de octubre de 1975 y se enfrentaban por tercera vez Cassius Clay (Muhammad Ali) y Joe Frazier. Cada uno había ganado un pleito anteriormente. No solo eran dos grandes boxeadores, sino que representaban maneras de ver el mundo y relacionarse. Ali, tal vez el mejor pugilista de todos los tiempos, critico de los paradigmas que en ese momento regían la vida y un ser muy carismático. Frazier, miembro de la clase trabajadora que evitaba hacer comentarios políticos, pero siempre comprometido con los suyos. Fue una batalla infernal. Ali, al llegar a la fiesta postcombate dijo: “esta pelea ha sido lo más parecido a la muerte”.

Relatan que después de todo el castigo dado y recibido en los 14 asaltos, Ali llegó a su esquina con la firme decisión de abandonar, no podía más, por eso estiró sus brazos para que le quitaran los guantes y comunicaran el retiro. Su entrenador le dijo que sí, que entendía, pero que le pedía un último esfuerzo: esperar a que sonara la campana, ir hasta el centro del ring y allí tiraría la toalla. Ali aceptó, pero 20 segundos antes del campanazo para iniciar el round 15, Eddie Futch, entrenador de Frazier, le informó al árbitro, Carlos Padilla, que éste se retiraba. Ali había ganado por nocaut.

He leído muchas crónicas de esta pelea, la he visto varias veces y me sigue impresionando, no sólo el combate como tal, sino las lecciones de vida que quedan de la actuación de Angelo Dundee, el entrenador de Ali. Comparto algunas:

1. ¿Cuándo saber retirarse de un proyecto? Tal vez es una de las claves de la sabiduría: tener la suficiente lucidez mental para entender la situación en la que se está, las posibilidades que se tienen, una comprensión de las dinámicas que nos están impactando, ver las relaciones entre causas y efectos para asumir y entender bien dónde intervenir. Si no tenemos clara la situación, podemos quedarnos tercamente o retirarnos de manera apresurada. No dejemos que algunos dogmas existenciales nos empujen a actuar sin un verdadero análisis. 

2. Dar el último esfuerzo, correr la última milla. Sabemos que allí puede estar la gran ganancia. Recordemos las palabras de muchos entrenadores cuando estamos haciendo ejercicio “no pain no gain”. La dinámica social que desprecia el sacrificio y cree que todo tiene que ser placer, nos ha hecho capaces de negarnos a dar el esfuerzo que algunos objetivos exigen.

3. Estar atentos a todo el contexto. Estoy seguro de que la decisión de Angelo Dundee no fue un ejercicio azaroso, sino el fruto de haber captado todo lo que estaba pasando. Si a Ali le dolían los puños y no podía seguir boxeando, su aguda observación le mostraba que Frazier estaba destruido –después supimos que no podía oír y la hinchazón de los ojos le impedía ver-. No podemos decidir sin tener conciencia de todo lo que está pasando. No nos concentremos en nuestro pequeño mundo, es necesario ver más allá de nuestros límites y entender qué está ocurriendo.

Por estos días, cuando se cumplen los 50 años de la primera pelea entre estos dos monstruos del boxeo, quisiera invitarlos a entender el poder de las decisiones. Hay que saberlas tomar con todos los elementos posibles, para saber qué está en riesgo, a qué renunciamos, los beneficios que tenemos, las consecuencias que hay. Muchas de nuestras desgracias son ocasionadas por decidir de manera desesperada.