Los hospitales son determinantes en el funcionamiento de las sociedades, y están directamente relacionados con su crecimiento y desarrollo. Las diferencias sociales, económicas y políticas, fueron desmejorando la atención entre pobres y ricos, muy a pesar de que el sentimiento y deseo de la mayoría de que la atención hospitalaria de los necesitados, sea oportuna, eficiente y humana.
En Colombia, al menos 1.000 hospitales públicos se encuentran en amenaza de quiebra, según un informe de la Contraloría General, un 57,7% de los hospitales públicos del país se encuentran en niveles de riesgo y, por tanto, están obligados a implementar programas de saneamiento fiscal y financiero, para alejarse de una quiebra segura.
Los grandes problemas en el flujo de recursos de los hospitales públicos se vienen dando, por que las EPS siguen sin cumplir con la normatividad vigente, que establece que el giro de los recursos por capitación debe hacerse anticipadamente dentro de los primeros 10 días de cada mes. Tampoco se cumple, que una vez presentada la factura, la EPS debe girar por lo menos el 50% de los recursos dentro de los 5 días posteriores a su presentación. Existen EPS en liquidación que están insolventes y no pueden cancelar la totalidad de las deudas con los hospitales, afrontando una crisis económica muy grave, que los lleva a no pagar a sus empleados, médicos y enfermeras, lo mismo que a evitar cancelar las cuentas de servicios públicos, acudiendo incluso a tutelas para que no les corten la luz y el agua por ser entidades prestadoras del servicio de salud. Por otra parte, el gobierno dice que no puede asumir la deuda, y acude a colocar más impuestos para que se los sigan robando a los contribuyentes.
Las Empresas Sociales del Estado (ESE) dependen, principalmente, de los servicios que prestan, es decir, de lo que facturan, las estampillas y otros recursos, ahora suspendidos por el pensamiento mezquino de grandes empresarios que consiguieron su suspensión. Adicionalmente, se ha establecido que cerca de 2 billones de pesos de los recursos de salud pública, dejan de ser efectivos, es decir, que las metas y las acciones relacionadas con la prevención primaria no generan impacto en la población objetivo.
En la Costa Atlántica se denunció, que la suma de la cartera actual del Hospital Universitario Cari y Hospital Niño Jesús de Barranquilla, Hospital San Jerónimo de Montería, Hospital Universitario del Caribe, Hospital Universitario de Sincelejo y Hospital Fernando Troconis, asciende a $324 mil millones de pesos con corte a 30 junio de 2015, que los tiene al borde del cierre de servicios.
Si la medicina ha traído increíbles progresos a la humanidad, muchas personas no pueden gozar de sus avances, mayormente por la limitación al acceso, y otras por ignorancia de sus derechos, o de no tener una cultura en salud, que cada vez se ve atropellada con falsas tendencias y ofertas, permitidas por el Estado que engañan cada vez más al enfermo que no encuentra la atención adecuada.
La atención hospitalaria no se debe seguir haciendo únicamente por volumen, sino también con calidad. Evitar el cierre de los hospitales públicos es una obligación de todos.
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