El Ministerio de Educación acaba de presentar una radiografía de cómo están las universidades del país en materia de calidad, a través de lo que ha denominado Modelo de Indicadores del Desempeño de la Educación (Mide).

El dicho popular dice que cada quien habla de la feria según como le vaya. Esta medición, por supuesto, no es la excepción y ha dejado contentos a los mejor librados, insatisfechos a los que aspiraban a tener mejor calificación y descontentos a muchos que alegan injusticias en el modelo; pero el tema trasciende intereses particulares y en cambio compromete a toda una comunidad, un interés público por el que nos corresponde velar como Asiesca.

¿Qué midió el Ministerio? En estas pruebas, a las 187 instituciones (IES) evaluadas –de las cuales 78 son universidades y 109 instituciones universitarias– se tuvieron en cuatro parámetros básicos como el desempeño, el salario de enganche de los egresados, el número de docentes con doctorado y posgrado, la deserción y la internacionalización, que a los ojos del ciudadano deberían ser unos mínimos para tener una aproximación a la calidad de nuestra educación superior.

Ha hecho bien la ministra Gina Parody en poner de presente que estos modelos “no reemplazan los sistemas nacionales de aseguramiento de la calidad, sino que son una radiografía del estado actual de la educación en un contexto y un momento determinado”.

Desde Asiesca queremos destacar que por primera vez en el país tenemos un modelo cuantitativo que nos permite ver en una sola foto cómo lo estamos haciendo en diferentes dimensiones. Si el mundo mide la educación obligatoria de los países a través de pruebas como Pisa, tarea que cumple la OCDE, lo correspondiente es que internamente, el Estado evalúe también a sus universidades con los métodos más indicados posibles y que esas calificaciones sirvan de punto de reflexión.

En el caso de las IES de la Región Caribe, que cada vez intentan mejorar su nivel para atender una población necesitada de formación profesional, debemos reconocer que tenemos un rezago y en ese sentido el Mide deberá servirnos para entrar en un proceso de autocrítica, una especie de examen interno a fondo para corregir y a la vez hacer planteamientos al Ministerio para que se revisen aquellos parámetros que puedan resultar subjetivos o que desconozcan la realidad de nuestras universidades.

La importancia en estas pruebas es que las universidades revisen de fondo cuál es su desempeño y qué deben hacer para mejorar. Y el Ministerio impedir que estas mediciones se usen para poner el rótulo de universidades buenas o malas, porque el esfuerzo en que debemos concentrarnos todos es en el de elevar la calidad educativa.