El pasado viernes 15, la alcaldesa Elsa Noguera dio un golpe en la mesa para quejarse de la inefectividad de la Policía frente a los atracos que a diario se producen en la ciudad. Manifestación que EL HERALDO recogió el sábado 16, abriendo en primera página, en este titular: “Fuerte jalón de orejas de la Alcaldesa a la Policía”.
Una semana después, en medio de la goleada colombiana a Bolivia, Barranquilla volvió a ser escenario de nuevos atracos, entre ellos uno muy grande y espectacular al Banco AV Villas, y de otros menores, la mayoría no reportados, siendo entre éstos el más lamentable el que derivó en el asesinato a balazos de un humilde recolector de chatarra en el barrio El Bosque. Y hace días, en el tenebroso sector de los Tres Postes, a un señor sordomudo unos miserables lo mataron para quitarle 15 mil pesos.
Guillermo Polo, asesor para la seguridad y la convivencia del Gobierno Distrital, ha dicho que en la ciudad los delincuentes parece que brotaran de las piedras.
En los últimos años, debido a un fenómeno de descomposición de muchos jóvenes - hombres y mujeres -, originado por múltiples factores como la marginalidad, la pobreza y desde luego la falta de valores morales, ha crecido el hurto a particulares, en ocasiones con desenlaces fatales cuando las víctimas se resisten a ser despojadas de su dinero, joyas o de sus celulares y computadores.
Las dos últimas administraciones han bregado, sin duda, por un aumento del pie de fuerza, por una mayor oferta de justicia penal y han entregado considerables aportes logísticos a la Policía. Pese a ello, el hampa se sigue moviendo con total libertad y los atracos se volvieron en nuestro pan de cada día.
Creo que a la Policía le falta más inventiva, más recursividad, una operatividad más eficaz. No se trata de negarle injustamente su trabajo, sus aciertos, pero estimo, como la Alcaldesa, que podría y debería ser más eficiente. Una queja reiterativa de la ciudadanía es que los uniformados siempre llegan tarde al lugar de los hechos, cuando los atracadores ya han logrado huir con el botín. Por eso muchas personas no denuncian. Y he recibido testimonios de ciudadanos a quienes la Policía les ha sugerido que no lo hagan. ¿Para qué? Para que no aumente la estadística del atraco callejero.
Es cierto que, como ha recomendado en Bogotá el alcalde Gustavo Petro, no hay que dar ‘papaya’ a los delincuentes, pero eso debe ir de la mano de una Policía más pilas, más despierta. Así, seguramente, podríamos minimizar la incidencia de los atracos. Urge, en esa misma perspectiva, hacer la megacárcel para que los jueces a los bandidos no les sigan concediendo un simple arresto domiciliario que incumplen con frecuencia para continuar sus fechorías. Y desde luego: la apuesta a largo plazo tiene que seguir siendo una ciudad más equitativa, donde sea cada vez menor el número de individuos tentados por el delito.
Posdata: Me remite una carta Robinson Fernández Mercado, de la Asociación de Gineco-Obstetras, donde dice, refiriéndose a una columna mía, que no es cierta su solicitud de que les paguen 70 mil pesos la hora. Dice que ellos lo que reclamen es que los igualen con el resto del país donde les pagan a estos profesionales entre 55 mil y 70 mil pesos. Le aclaro que fue la secretaria de Salud, Alma Solano, la que me dijo que ellos estaban pidiendo 70 mil pesos. Si la IPS Universitaria de Antioquia no les paga lo justo, tienen el legítimo derecho de elevar su reclamo al Gobierno Distrital.
Por Horacio Brieva
@HoracioBrieva