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Rodrigo Tovar, el silente delator de la ‘parapolítica’

Su computador fue clave para la condena de 60 políticos. Se desmovilizó en 2006, cuando tenía 5 mil bajo su mando.

No hay consenso en los documentos oficiales sobre dónde nació Rodrigo Tovar Pupo. El Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, documenta en el libro ‘Justicia y Paz’, que el propio exparamilitar narró en una de las pocas versiones libres en que participó que nació en Valledupar, el 19 de noviembre de 1960. Pero en las sentencias de los Juzgados Especializados de Bogotá se registra que nació en Barranquilla.

Lo que sí es cierto es que nació en el seno de una de las familias más pudientes de la capital del Cesar: el capitán (r) del Ejército Rodrigo Tovar Córdoba era su padre y Cecilia Pupo de Tovar, su madre, quienes vivían en la calle 15, que comunica con la emblemática Plaza Alfonso López, y paradójicamente eran vecinos de Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad, el extraditado exjefe de las extintas Farc.

El escritor Alonso Sánchez Baute describió en su obra ‘Líbranos del bien’ que el a la postre jefe del Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia “nació muerto”, ya que el cordón umbilical se le había enrollado en el cuerpo en el alumbramiento. Sin embargo, como el país pudo evidenciar sobre todo casi cuatro décadas después, “no murió”.

Estudió en Valledupar, donde le pusieron su primer apodo, ‘El Papa’: “En su adolescencia se caracterizó por la rebeldía, la ‘mamadera de gallo’ y las ganas de llamar la atención”, escribió Sánchez, quien además apunta en su novela: “Se graduó como bachiller en uno de esos antros donde terminan los estudiantes mediocres”.

Viajó a Bogotá, a seguir los pasos castrenses de su padre, pero no terminó por problemas en los meniscos y se graduó de técnico en administración pecuaria.

Al regresar a Valledupar, en 1982, trabajó en la Oficina de Pesos y Medidas de la Alcaldía en 1988 y luego fue secretario de Hacienda.

Dos de sus hermanas fallecieron: María Che, al caerse de un caballo, y luego Silvia, muerta en un accidente vial.

En un perfil de EL HERALDO en 2007 se lee: “Antes de lanzarse a la aventura del paramilitarismo, se casó con Carolina Vélez, de cuya unión hay tres hijos que, junto con su madre, tratan de llevar una vida ‘normal’. ‘Es fácil verlos en conciertos, en restaurantes, pizzerías, fiestas del Club Valledupar, donde Tovar Pupo era un destacado softbolista’, cuenta la misma fuente”.

Según contó el propio ex-AUC a Justicia y Paz, hizo un recorrido en el sector gremial sobre todo de la ganadería, una corta carrera política en el Cesar y fue víctima de las extorsiones de la guerrilla, el secuestro de una prima y el intento de secuestro de su padre.

Finalmente, en 1995 entró a los paramilitares como “colaborador” y en 1998 como “combatiente”. Un año después Mancuso, a quien había conocido en Bogotá, le ofreció comandar el Bloque Norte. Su alias de Jorge 40, dice Sánchez Baute, obedece a los 40 días que duró el diluvio.

Se desmovilizó el 10 de marzo de 2006, cuando tenía más de 5 mil hombres bajo su mando y, como él mismo confesó, tenía “soberanía en el 70% de varios departamentos de la Costa Atlántica”.

No obstante haber confesado más de 600 crímenes (…) y de ser pieza clave para develar los vínculos con la ‘parapolítica’ contenidos en su computador, el Gobierno colombiano lo extraditó el 13 de mayo de 2008”, advierte el CNMH.

Es considerado como el ideólogo de la ‘parapolítica’, porque aunque se le critica que nunca ofreció detalles ante la justicia de los nexos de políticos y empresarios con las AUC, fue gracias a su computador incautado a su subalterno, Édgar Ignacio Fierro, alias Don Antonio, que se iniciaron las investigaciones judiciales por los vínculos de políticos con paramilitares que permitieron condenar a más de 60 líderes políticos de distintas regiones del país.

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