La historia de la foto de Galán en el hospital que dio la vuelta al mundo
Gustavo Torres, que fue fotógrafo de EL HERALDO, captó el instante tras el atentado.
La noche del viernes 18 de agosto en que Galán fue acribillado en la plaza de Soacha, el fotógrafo cartagenero Gustavo Torres Arrieta se disponía a culminar su jornada laboral como reportero gráfico en la oficina de la agencia de noticias Colprensa, en Bogotá, adonde llegó después de laborar en EL HERALDO.
Antes de partir, un compañero le avisó que le habían disparado a Galán. Solo quedaban él y el periodista de turno.
Le dieron la orden de que se fuera a Soacha, que cogiera el carro y se trasladara.
“Cuando pasé por el palacio presidencial, iban saliendo los carros de los escoltas del Presidente y una ambulancia. Iba un costeño con medio cuerpo afuera del vehículo y me hizo seña de que lo siguiera. Los seguí y en el camino se estrellaban motos por la velocidad; carro que estaba por el medio se lo llevaban, eso fue un desastre”, recuerda.
Al llegar a Soacha, el reportero cuenta que dejó el carro en la mitad de la calle, y en momentos en que el cuerpo de Galán, moribundo, era trasladado en una camilla, alzó la cámara y alcanzó a disparar unas tres veces. Cuenta que se le acercó un coronel que le gritó que nada de fotos. Enseguida sintió el golpe de otro policía que le pegó con su carabina un culatazo que le fracturó la costilla.
La adrenalina le impidió sentir el dolor de inmediato. Tomó el carro y se fue al hospital de Keneddy, adonde trasladarían el cuerpo de Luis Carlos Galán. Ya tenía la foto que le dio la vuelta al mundo y que se difundió en todos los medios de comunicación nacionales e internacionales.
La fuerte presencia policial no le permitió ingresar al centro hospitalario y esa noche se quedó registrando la tensión, el dolor, la desesperación y la angustia que se vivía en los alrededores del hospital donde declararon la muerte del caudillo liberal.
“Había que revelar, yo le mandé el material a otro fotógrafo para que revelara. Cuando llegué al periódico fue que me di cuenta de la dimensión de la fotografía”.
Gustavo Torres cuenta que su foto ni siquiera recibió crédito, porque la vendieron a la agencia Reuters, que fue la que se encargó de rotarla por todo el mundo.