El Heraldo
Colombia

¿Cómo fue la masacre que apagó la vida de 102 personas en Bojayá?

Este lunes se conmemoran 20 años de la tragedia desatada por combates entre las Farc y los paramilitares en el corregimiento de Bellavista.

Hace 20 años la violencia marcó para siempre a los habitantes del municipio de Bojayá, Chocó. 102 personas muertas, cientos de familias desplazadas y un terror incalculable en la población fue el saldo del enfrentamiento entre guerrilleros de las Farc y paramilitares del Bloque Élmer Cárdenas de las AUC ocurrido el 2 de mayo de 2002.

De acuerdo con la reconstrucción de los hechos realizada por la Unidad de Víctimas, la tragedia ocurrida en el corregimiento de Bellavista (Bojayá) fue anunciada desde los últimos días de abril.

“Desde las entrañas de la selva se propagaba el rumor de la presencia de ambos grupos armados cerca de Bellavista, antigua cabecera municipal de Bojayá y lugar donde ocurrió la masacre. En la tarde del 30 de abril, los paramilitares bogaron por el Atrato con Bellavista en la mente. Sus enemigos, los frentes 5, 34 y 57 de las Farc, casi en paralelo llegaron a Vigía del Fuerte, que no queda en el Chocó, sino en Antioquia”, relata la Unidad de Víctimas.

La tensión del conflicto se vivió durante varios días y los habitantes se mantenían en zozobra.

“El 30 de abril, los paramilitares interceptaron las comunicaciones de la guerrilla. Del “toma y dame” de ráfagas, al otro día falleció el comandante ‘Camilo’ de los ‘paras’. La guerrilla llegó al barrio Pueblo Nuevo, en la parte norte de Bellavista”, sostiene el relato.

Los integrantes de la extinta guerrilla de las Farc se refugiaban en Pueblo Nuevo y desde allí atacaban a bala a los paramilitares, quienes se encontraban al lado de la iglesia católica de Bellavista.

Desde los últimos días de abril, en esa parroquia se habían refugiado 400 personas residentes del corregimiento porque, según manifestaron varios sobrevivientes, esa era una de las pocas construcciones en cemento y por esa razón pensaron que era un lugar seguro.

“El 2 de mayo, hacia las seis de la mañana, algunos de los que se habían refugiado en la iglesia, entre ellos el sacerdote Antún Ramos, pidieron a los paramilitares que se fueran del lugar porque los estaban utilizando como escudo humano”, detalló la Unidad de Víctimas.

Sin embargo, las peticiones de la comunidad no fueron escuchadas y pasadas las 10 a. m., una de los cuatro cilindros bombas que lanzó la guerrilla estalló dentro de la iglesia.

Al día siguiente, el 3 de mayo de 2002, los sobrevivientes metieron los cuerpos fallecidos en bolsas negras y los arrojaron a una fosa común, por orden de la guerrilla.

La Fiscalía sacó los cadáveres meses después y los entregó a la alcaldía de Bojayá para que fueran enterrados en el cementerio local, aunque los cuerpos no fueron identificados en ese momento.

Por petición de los habitantes de Bojayá, en 2017 se realizaron nuevamente las exhumaciones para identificar científicamente los cuerpos y en noviembre de ese año fueron entregados a sus familiares y enterrados en un panteón destinado para las víctimas de la masacre.

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