El Heraldo
Aseguran que las estrategias conjuntas de erradicación y sustitución de cultivos ilícitos falló. Colprensa
Colombia

Advierten que crisis de Tumaco podría replicarse en diez municipios más

La Fundación Paz y Reconciliación sostiene que el Gobierno Nacional está perdiendo la oportunidad de ocupar territorios que son claves de cara al postconflicto.

Para la Fundación Paz y Reconciliación es claro que la situación de crisis que atraviesa Tumaco, por la presencia de cultivos ilícitos, la erradicación forzada y la sustitución, además del aumento del conflicto social por ello, puede replicarse en diez municipios más.

Se trata de diez municipios que, con Tumaco, concentran el 50 % de los cultivos de uso ilícito: Tumaco (16%); Tibú (9%); Puerto Asís (5%); El Tambo (4%); Valle Del Guamuez (3%); Sardinata (3%); El Tarra (3%); Barbacoas (2%); San Miguel (2%) y Orito (2%).

De acuerdo con un informe elaborado de la mano de la iniciativa ‘Unión por la Paz’, el área con coca en estos municipios pasó de 45.748 hectáreas en 2015 a 70.579 en 2016, son fronterizos, además de ser lugares en los que existen dos o más grupos armados ilegales.

Las entidades hicieron un examen sobre lo que está pasando en Tumaco y advirtieron que el Gobierno Nacional está perdiendo la oportunidad de ocupar territorios que son claves de cara al postconflicto y en donde se está focalizando una nueva violencia, que se estaría marcando con el asesinato de líderes sociales, y que tienen variables como: la concentración de la casi totalidad de la cadena del narcotráfico, la aparición y expansión de nuevas estructuras criminales y la estigmatización al movimiento social y campesino.

“Mientras el problema siga siendo tratado como alteración de orden público y la estrategia sea la intervención de la fuerza pública por medio de la erradicación forzosa, en los territorios se generarán más tensiones que resultados”, aseguraron las entidades al explicar que solo en Tumaco hay 11 organizaciones criminales disputándose “metro a metro” el territorio.

Para el expresidente Ernesto Samper Pizano, esta nueva focalización de la violencia requiere estrategias novedosas e inmediatas. “Era previsible que algunas personas de las FARC no tomaran la decisión de desmovilizarse, y que otras formas de violencia aprovecharan eso para ocupar esos espacios. Eran situaciones previsibles producto de la transición no quiere decir que no eran preocupantes y que el gobierno no deba responder frente a ellas. El gobierno debe cerrar filas para cerrar esta violencia focalizada”, dijo.

Para León Valencia, es claro que el Gobierno en las estrategias conjuntas de erradicación y sustitución de cultivos ilícitos falló al no llegar a Tumaco con un dispositivo estatal fuerte, una vez se firmó el acuerdo de paz con las FARC.

“El Gobierno debió haberse ido con un dispositivo estatal fuerte a Tumaco a pactar un acuerdo con comunidades negras e indígenas, con campesinas cocaleros, con las autoridades locales, con los reintegrados de las FARC y hacer una especie de acuerdo, de réplica del Acuerdo de La Habana en Tumaco. Aún es necesario hacer eso porque las condiciones de la zona indican que si no se produce una situación extraordinaria, se puede volver a alentar los factores de violencia”, dijo.

Sobre la masacre de siete campesinos, las organizaciones consideraron que la responsabilidad apunta a los integrantes de la Policía Antinarcóticos, aunque aseguraron que están a la espera de las investigaciones oficiales.

“Dos semanas antes llegaron 700 miembros de la Fuerza Pública a la zona. Los campesinos se agruparon bajo el intento de protestar y sacar a la Fuerza Pública. El día de los hechos los campesinos se empezaron a acercar en corredores humanitarios hacia donde estaba la policía. Cuando estaban a 500 metros se generó la primera discusión. Cuando estaban a 150 metros abrieron fuego. No fue un policía ni dos, fue una veintena. Tuvo que existir una orden de disparar”, dijo el investigador Ariel Ávila.

Según León Valencia, “lo que falló fue la estrategia del Gobierno y los policías que dispararon quedaron atrapados en esa estrategia errada, de presión sobre los campesinos cocaleros y no de negociación”.

Las 11 organizaciones criminales de Tumaco

El informe señala que en Tumaco existen 11 organizaciones criminales: El Clan del Golfo, el Grupo  Guerrillas Unidas del Pacífico G.U.P, al mando de alias ‘David’; la Gente del Nuevo Orden de alias ‘Cardona’ y ‘Volión’; La Empresa al mando de alias ‘Matamba’; la ‘Organización Sicarial del Pacífico; ‘Los Negritos’; ‘Renol’; El Grupo Oliver Sinisterra, que son desertores de la columna Daniel Aldana al mando de alias ‘Guacho’ y ‘Fabián; un grupo de narcotraficantes que  se hace llamar ‘Mejicanos’; y otros dos grupos más de los cuales no hay mucha información.

Ávila aseguró que el grupo conocido como ‘Oliver Sinisterra’ opera exactamente en Alto Mira y Frontera veredas el Playón, el Tandil, el Vallenato, El Azúcar, Brisas del Mira, Casas Viejas, La Balsa, Montañitas y Puerto Rico Mataje.

“Esa estructura es la responsable de la presión de campesinos en la zona donde ocurrió la masacre, más o menos son 80 personas, extorsionan y presionan a campesinos. ¿Por qué no los combaten si es el municipio con mayor presencia de Fuerza Pública? Esa es la gran pregunta”, aseguró Ávila.

De acuerdo con el documento, además, habría un “pacto de no agresión” entre este grupo armado y el grupo privado de seguridad de los narcotraficantes al mando de alias “Cachi”. Incluso, dice el reporte, que testimonios de sus integrantes indicarían que no se estarían considerado como una disidencia sino FARC como tal.

Uno a uno

Gente del orden: “Existe desde mediados de 2016, y fue configurado por milicianos de las Farc que no se acogieron al proceso de paz. “Esta estructura, ha sido fuertemente atacada por la Fuerza Pública y, a pesar de que 117 miembros de esta milicia se desmovilizaron de manera individual, el 27 de marzo de 2017, y también de los duros golpes propinados por la Fuerza Pública, Gente de Orden ha seguido disputando el control territorial en función de la apropiación de las rentas ilegales”.

La Empresa: tiene su origen en los reductos de grupos paramilitares que controlan los laboratorios de procesamiento de pasta de coca. “Esta agrupación estuvo conformada por unos 30 hombres, y actualmente se encuentra casi extinguida, limitando su función a garantizar el control del tránsito de droga desde Tumaco hacia las zonas de Bucheli y Candelilla, en la parte media de la rivera del Río Mira”.

La “Organización Sicarial del Pacífico”: “conformada por unos 30 integrantes, anunció a través de panfletos distribuidos a finales de 2016 que realizarían limpieza social con el fin “de acabar con los milicianos y colaboradores de las FARC”.

Los Negritos:  “está compuesto por unos 30 hombres quienes circulan en la vereda El Descolgadero, sobre las bocanas del río Mira y la cabecera municipal de Tumaco. Se conoce que fueron denunciados por las Farc en sus comunicados y su accionar fue confirmado en investigaciones del Sistema de Alertas Tempranas”.

Renol: a pesar de la captura de Hernán Pai Pascal, alias Renol, “su estructura armada sigue operando y, aunque disminuida, se tiene información acerca de la búsqueda de alianzas con el ELN, especialmente, en el municipio de Ricaurte.

¿Qué hacer?

A corto plazo, las organizaciones dealizadoras de este estudio consideran que se deben iniciar acciones para corregir supuestas asimetrías entre el plan de sustitución de cultivos y la erradicación forzosa, así como crear una Alta Consejería para Tumaco, instalar una mesa técnico permanente y proteger a los líderes y comunidades de Alto Mira y Frontera.

Igualmente, se recomendó fortalecer el programa de sustitución, hacer un censo de cultivos en el territorio, crear un plan regional de infraestructura, construir vías terciarias y diseñar un plan especial para el Consejo Comunitario del Alto Mira y Frontera, entre otros.

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