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Ciencia

Orión: la misión que llevará al hombre a Marte

Es un proyecto desarrollado por la Nasa para llegar al planeta rojo en 2030. El mánager del equipo de integración de sistemas da detalles a EL HERALDO.

La Luna es el primer paso, no el objetivo final. Así puede explicarse la misión Orión, de la Nasa, que busca llevar al ser humano más allá de la órbita terrestre, con una escala en el satélite como parte del camino a Marte.

Lo seis alunizajes previos, entre 1969 y 1972, fueron el resultado de la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Las diferencias políticas que dieron origen a la Guerra Fría contribuyeron a que el presupuesto para las misiones Apolo no se redujera hasta que el hombre caminara por primera vez sobre la superficie lunar. Pero el caso de Orión es otro.

“Estamos en una fase en la que queremos establecer la presencia de humanos alrededor de la Luna. No solo en la órbita cercana a la Tierra como estamos ahora con la Estación Espacial Internacional. Queremos dejar esa órbita cercana y operar en el espacio abierto, el espacio profundo. Esa será una fase que la estaremos desarrollando durante los próximos 10 años más o menos”, explica en diálogo con EL HERALDO Carlos García-Galán, mánager del equipo de integración de sistemas de la misión. 

A partir del desarrollo del sistema de lanzamiento y de la instalación de la Estación Espacial alrededor de la Luna (Gateway), se comenzará a pensar en bases permanentes en el satélite, y para el 2030 en las primeras misiones a Marte, explica el científico. “La meta es que desde esa estación en la Luna podamos llevar humanos a Marte”, agrega.

Orión se prepara para su última prueba en 2019 y el primer vuelo no tripulado en 2020.

Neil Armstrong y Edwin ‘Buzz’ Aldrin caminaron sobre la superficie lunar en 1969 en la misión Apolo 11. Casi cuatro décadas después el hombre tiene en sus planes este satélite como un camino para llegar a Marte, tiempo en el que no regresamos por diversos motivos. 

“Durante el programa Apolo el presupuesto de la Nasa era muy alto porque había objetivos mezclados entre exploración y políticos. El presupuesto de la Nasa está bastante estabilizado ahora, nos permite hacer uno o dos programas grandes al mismo tiempo”, asegura. La prioridad en la década del 60 fue llegar a la Luna, pero con los años cambió y el objetivo fue construir una  Estación Espacial. 

“Una vez la Estación terminó de construirse empezó el desarrollo de los sistemas de exploración como Orión. La prioridad ha cambiado ya, se pasó de utilizar la órbita cercana a la Tierra a dedicarse específicamente a la exploración del espacio”.

Esta vez no será competencia, se tratará de cooperación. Esa podría ser la primera diferencia entre la era Apolo y Orión.

El módulo de servicio que impulsará, potenciará y enfriará llegó desde Alemania, proporcionado por la ESA (Agencia Espacial Europea). El contratista principal de la Nasa para Orión, Lockheed Martin, construyó el módulo de la tripulación y otros elementos de la nave espacial. 

“Empujar los límites”, esa es la expresión de García-Galán para que el ser humano se atreva a llegar al planeta rojo en el 2030 gracias a Orión. 

“La razón principal es que como seres humanos tenemos que explorar, empujar los límites. Dejar la Tierra y la zona en la que estamos acostumbrados a vivir es algo que la humanidad tiene que hacer. Es importante conocer cómo es nuestro Sistema Solar y la galaxia”. 

Ya el hombre ha ido a la Luna, explorado, como dice el ingeniero, empujado el límite hasta ahí. El siguiente paso es llegar a Marte. “Si tienes la intención de explorar tienes que desarrollar las diferentes tecnologías y cuando haces ese tipo de misiones tan complejas tienes que haberlo probado todo antes”, apunta. 

Cuando fuimos con Apolo, dice, aprendimos mucho y desarrollamos tecnologías, pero en ese momento los viajes fueron de dos o tres días. 

“Poder volver a la Luna nos permite utilizar las tecnologías actuales en este objetivo y desarrollar nuevas para aprender cómo vivir más lejos de la Tierra. Además, desde allí será más fácil dar el paso a Marte sin tener que llevar tanto combustible como sería directamente desde la Tierra”.

Una de las razones para volver a la Luna es aprender y desarrollar las tecnologías, como se ha hecho en la Estación Espacial. Ahí el ser humano aprendió durante años a estar cerca del espacio. 

“En general hay planes para buscar agua en la Luna, hacer la exploración de qué tipo de material se puede conseguir ahí y diferentes razones, pero la principal es dar el primer paso para poder ir a Marte”. 

Prueba realizada en 2014 de la nave no tripulada hacia la órbita terrestre.

En el desarrollo de la Estación Espacial que quiere hacer la Nasa alrededor de la Luna los planes están abiertos a la participación internacional, “de hecho estamos en conversaciones muy directas con la Agencia Espacial Europea, la Agencia Espacial Rusa, e incluso China”. Todo esto debido a la complejidad de hacer las cosas más allá de la Tierra, “para cuando vayamos a Marte la colaboración tiene mucho sentido”. 

Sin tripulación

En 2020 será la primera misión de Orión. El lanzamiento se hará desde Cabo Cañaveral y está proyectado de junio a septiembre. 

Después de varios estudios para decidir si llevaría o no tripulación, decidieron que no. La razón es que todo el sistema, e incluso el cohete, serán utilizados por primera vez por lo cual será el momento perfecto para llevar todos los equipos al límite. 

“Vamos a un sitio donde no hemos estado hace años. Haremos una misión que pruebe la nave y todos los sistemas. Queremos estar ahí de 26 a 22 días. Todos tendrán que trabajar juntos a la perfección”, eso con el objetivo minimizar el riesgo de llevar la tripulación en el siguiente viaje, que será uno o dos años después. 

Apolo era una nave que podía llevar tres astronautas, Orión puede llevar de 4 a 6. Es más grande en general. “Y todos los sistemas son totalmente nuevos. Puede hacer las misiones como la primera, que será de manera autónoma”, asegura. 

Tiene además la capacidad de quedarse en la Luna por tiempos muy largos. Por sí sola puede estar con cuatro astronautas durante 21 días en el espacio, “puede estar más días si lleva menos astronautas”. 

Una vez se acople a otro sistema, como puede ser la estación lunar Gateway, o una que vaya a Marte, ya puede estar mucho más tiempo. 

“Tiene paneles solares que Apolo no tenía. Está desarrollada para no ser simplemente la nave que pueda llegar a la Luna, sino ser una plataforma que nos permita construir sistemas adicionales”, asevera García-Galán. 

Una vez que se esté construyendo la estación espacial alrededor de la Luna —que estará tripulada— seguramente habrá diferentes naves, una que lleve a los astronautas y otra que vuelva. Orión estará ahí, “acoplado en algunas misiones durante seis meses porque sería la nave de escape o retorno”. 

Recuperación de la cápsula de Orión.

En los diez años que estarán haciendo la exploración una de las cosas que han planteado es la de construir una nave que aterrice ya en la superficie lunar. Esa sería otra de las pruebas. 

Pruebas

 Orión empezó en el 2006, desde ese punto se han realizado diferentes pruebas. Por ejemplo, una del sistema de escape. 

“Hay una especie de cohete que está acoplado encima del módulo de la tripulación que si hay algún problema durante el despegue, saca al módulo para que puedan sobrevivir los astronautas”, explica. Esta se hizo desde el mar. 

Otra se realizó únicamente al módulo de servicio en diciembre de 2014. 

“Lo montamos en otro cohete y lo mandamos a 3600 millas para indicar la velocidad en la que el módulo vendría desde la Luna, así probamos la capa térmica y los paracaídas”, comenta García-Galán, agregando que esta puntualmente “llevó mucho trabajo”. 

En abril de 2019 será la siguiente en la que se probará otra vez el sistema de escape de emergencia, pero lo realizarán en la estratosfera cuando haya la máxima presión dinámica en la nave. “Después haremos la final que es la misión de exploración primera en el 2020 donde probaremos todo el sistema”.

Todo se debe construir y probar paso a paso. Entre todas esas pruebas han realizado otras, algunas con los paracaídas, lanzando el módulo de servicio desde un avión a una altura muy grande, además de las realizadas al módulo de servicio impactando con el agua. 

“Todo debe ser analizado metódicamente. Es la integración de hacer el diseño, construirlo, probarlo y desarrollar el siguiente paso, además hacerlo todo en el presupuesto que te han dado. Es justamente eso lo que lleva mucho tiempo”. 

Otro dato importante es que hay muchas partes de la nave Orión que se van a reutilizar, como todo el sistema de aviónica y muchos de los componentes electrónicos. 

“El módulo de servicio es lo que vuelve a la Tierra, muchas de esas partes se van a reutilizar. Cuando hicimos la prueba en 2014 la cápsula volvió en muy buenas condiciones y hemos podido utilizarla para hacer pruebas en la Tierra de estructuras y los componentes electrónicos. Tenemos planeado usar otra vez muchos de esos en las siguientes misiones”. 

Tiempos

El tema de tiempos causa curiosidad en muchos. La ida, el regreso, pero ante todo la duración en el área de exploración es parte fundamental de la planeación de las misiones. 

Todo está milimétricamente calculado.

Una vez que la nave despega son aproximadamente cinco minutos hasta que llega al espacio. Cuando lo logra hay dos o tres eventos de propulsión, primero para ponerlo en una órbita que no reentre y después para salir de ahí a la Luna, “todo eso ocurre en la primera hora de la misión”, señala García-Galán. 

Después, depende de la trayectoria y el mes del año en el que se lance, se tarda aproximadamente tres días en llegar a la Luna.  “Una vez se llegue se hacen los eventos de propulsión para entrar en la órbita. En la primera misión tenemos pensado estar cerca de dos semanas y puede extenderse”. Para volver serían otros tres o cuatro días. 

Sin embargo, es importante recordar que la Luna no es el destino final. Para ir a Marte se tarda mucho más tiempo y todo depende de la trayectoria que se elija y la cantidad de combustible que se quiera gastar. 

“Misiones que son eficientes en cuanto a combustible tardan más o menos seis meses a un año de viaje. Una vez que estás allí para volver tienes que esperar que la alineación de los planetas sea la apropiada para no gastar mucho y hacer el viaje más eficiente. Sería entonces ir allí, estar uno o dos años, y otros seis meses a un año de vuelta”.

Orión entonces se prepara para su despegue. Una misión que podría sonar lejana por el tiempo pactado, pero que está cada vez más cerca de cumplir una de las metas trazadas hace años: llevar al hombre a Marte. 

Un sueño

Carlos García-Galán es español, desde pequeño tuvo la idea de querer trabajar con la Nasa y ser astronauta. Lo primero lo cumplió, aunque con lo segundo aún no pierde la esperanza, dice con gracia. Estudió en el Florida Institute of Technology dos carreras: Ciencias Espaciales e Ingeniería en Telecomunicaciones. “Me contrataron justo después de terminarla para ser controlador de vuelo de la Estación Espacial Internacional, sobre 1998, que es cuando empezamos a lanzar la Estación”. 

Después, para el 2001, se fui a Honeywell, una compañía en la que trabajó en la proposición para Orión. Y en 2006 seleccionan al equipo, fue cuando nuevamente la Nasa lo contrató para trabajar del lado del Gobierno. “Volví y trabajé directamente en el diseño de la nave. Empecé en ella desde que comenzó el concepto”, asegura dejando en claro que cada logro es una misión en equipo porque “nada se consigue de manera individual” en este tipo de proyectos. 

Es el mánager del equipo de integración de sistemas de la misión. A su mando tiene un grupo de ingenieros que son responsables de hacer la integración de todos los sistemas que están en la nave.

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