El Heraldo
La penitenciaría de alta seguridad fue construida con la asesoría del Buró Federal de Prisiones de Estados Unidos. Néstor De Ávila
Cesar

La Tramacúa, la cárcel habitada por los más peligrosos guerrilleros, violadores y terroristas

Junto a Rafael Uribe Noguera, el asesino de la niña Yuliana Samboní, quien fue trasladado esta semana a la Penitenciaría de Valledupar, están entre otros Luis Alfredo Garavito, ‘la bestia’ y Levith Rúa Rodríguez, ‘la Bestia del matadero’.

Considerada una de las cárceles más seguras de América Latina, la Penitenciaría de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar se ha convertido en los últimos años en el centro de reclusión de los delincuentes de mayor peligrosidad en Colombia. Allí, entre los cerca de 1.500 internos que alberga actualmente el penal, figuran los llamados ‘monstruos’ y ‘bestias’ que han cometido los peores crímenes en el país.

Violadores en serie de niños y mujeres, asesinos en masa y seriales, narcotraficantes, guerrilleros, paramilitares, extorsionistas y secuestradores, son algunos de los perfiles de quienes pagan condena o están sindicados en esta cárcel construida con la asesoría del Buró Federal de Prisiones de los Estados Unidos, ubicada a 3.5 kilómetros de Valledupar, en la vía al corregimiento de La Mesa, al occidente de esta capital.

La Penitenciaría de Valledupar no solo se caracteriza por ser una fortaleza con nueve torres, muros antiexplosivos y celdas a partir de un segundo piso para evitar túneles de fuga, sino por la connotación de los prisioneros. Luis Alfredo Garavito, ‘la bestia’; ‘el Monstruo de Tenerife’, ‘la bestia del Matadero’, ‘el Monstruo de los Cañaduzales’ y Cristian Camilo Bellón, son algunos de los actuales ‘huéspedes’ del penal; pero también han pasado por el establecimiento carcelario ‘Popeye’, ‘Fritanga’, Miguel Rodríguez Orejuela, y los comandantes guerrilleros ‘Sonia’, ‘Rojas’ y ‘Hugo’, entre muchos otros.

Uno de los nuevos reclusos de ‘la Tramacúa’, como se le conoce al penal por su tamaño, es Cristian Camilo Bellón, quien fue recluido allí el pasado miércoles, señalado como coautor del atentado explosivo atribuido al ELN en la estación de Policía del barrio San José de Barranquilla, donde murieron seis uniformados y 47 más quedaron heridos. También fue recluido recientemente en este penal, Eduardo de Abren Rays, el piloto brasilero sindicado de robar una avioneta con $2.000 millones en el aeropuerto de Aguachica.

El último de los delincuentes más peligrosos que llegó a esta cárcel es Rafael Uribe, violador y asesino de la pequeña Yuliana Samboní.

‘BESTIAS’ ENCERRADAS

El pasado diciembre también entró a ser parte de la lista de internos de esta cárcel, el expolicía Levith Rúa Rodríguez, presunto violador en serie, conocido como ‘la Bestia del Matadero’, señalado de haber abusado sexualmente y asesinado a una estudiante del Sena en el Atlántico.

Rúa estuvo recluido primero en la cárcel Distrital El Bosque de Barranquilla, después fue trasladado a la Penitenciaría La Modelo de la misma ciudad, en donde fue reseñado, para posteriormente ser enviado al penal de alta seguridad en Valledupar, donde ya había pagado una condena de siete años por abuso sexual a una joven en el municipio de El Paso, Cesar.

Según las directivas del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, Inpec, ‘la Bestia del Matadero’ permanecerá en el este centro de reclusión hasta cuando el proceso investigativo entre en la etapa del juicio oral, por la presunta muerte de la joven estudiante del municipio de Soledad.

Rúa es compañero de prisión de Garavito, ‘la Bestia’, el mayor violador y asesino de niños en Colombia, quien ahora pasa sus días de condena leyendo la Biblia. Garavito confesó haber asesinado a más de 200 menores, luego de ser capturado y judicializado por las autoridades colombianas. Según la Fiscalía General de la Nación y organismos judiciales, es el segundo homicida en serie del mundo. Fue sentenciado a 1.853 años y 9 días, la condena más alta de la que se tenga registro en el país, aunque posteriormente fue conmutada a 40 años.

‘Monstruos’ tras las rejas

El asesino en serie de mototaxistas, Luis Gregorio Ramírez Maestre, ‘el Monstruo de Tenerife’, también está en la relación de los reclusos de la penitenciaría de Valledupar. En agosto de 2013 un juez penal de conocimiento de Bucaramanga lo condenó a 34 años de prisión, por el asesinato de un joven de 19 años identificado como Jhon Jairo Amador de la Rosa, en hechos registrados en mayo del 2012, en la vereda Tenerife, del corregimiento El Centro; de esa población, de cuyo crimen salió su alias.

No obstante, las autoridades señalaron que hay más de 60 carpetas, en las que “calculan que pueden ser 120 las víctimas de este hombre”, indicó la Fiscalía durante una audiencia en contra de Ramírez.

Igualmente paga condena en esta prisión Manuel Octavio Bermúdez, ‘el Monstruo de los Cañaduzales’, quien camuflado como vendedor de paletas, aprovechó su trabajo para contactar niños en varias regiones de Valle del Cauca. Tras una investigación, la Policía lo capturó en junio del 2003. En su prontuario aparecen violaciones y muertes de 20 menores.

Narcotraficantes y guerrilleros

En la cárcel de alta seguridad de Valledupar también han pagado penas hombres importantes dentro de las estructuras del narcotráfico en el país, entre ellos John Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, ex lugarteniente de Pablo Escobar y parte de la estructura criminal del Cartel de Medellín. Se entregó a la justicia colombiana en 1992, y quedó en libertad el 26 de agosto de 2014, tras pagar 24 años de prisión, los últimos en este penal.

Camilo Torres Martínez, alias ‘Fritanga’, este narcotraficante estuvo prisionero en Valledupar, tras ser capturado en 2012; luego fue extraditado a los Estados Unidos. ‘Fritanga’ en 2010, había sido incluido en la llamada Lista Clinton por tráfico de drogas y lavado de activos.

Tras la captura, Torres Martínez fue judicializado y enviado a la cárcel La Picota de Bogotá. Por motivos de seguridad fue trasladado y recluido en la Cárcel de Mediana Seguridad de Palogordo en Girón, Santander; y luego trasladado a la Cárcel de Máxima y Mediana Seguridad de Valledupar, Cesar.

También han hecho parte de los prisioneros de ‘la Tramacúa’ los ex integrantes de las Farc, Anayibe Rojas Valderrama, alias ‘Sonia’; Pedro Pablo Montoya, alias ‘Rojas’, y Wílmar Antonio Marín, alias ‘Hugo’.

La Guantánamo de Colombia

La penitenciaría de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar fue inaugurada en el año 2000, con una inversión de $25.000 millones, cuenta con una capacidad para 1.600 internos, sus muros están hechos con un concreto especial diseñado para resistir hasta ataques con explosivos de alto poder.

Los salones dispuestos para las visitas están lejos de las celdas, por fuera de los sitios donde duermen, trabajan, se educan y permanecen habitualmente los reclusos.

Desde un cuarto inteligente se monitorean las cámaras de seguridad distribuidas en todo el penal, cuyas imágenes pueden ser vistas desde la dirección del Inpec en Bogotá, tiene cierre electrónico de las puertas. Su vigilancia, al igual que la parte exterior de la prisión, se hace desde nueve garitas blindadas, con guardianes dotados con cascos, lentes de visión nocturna, chalecos antibalas y armas de largo alcance.

El área que rodea interiormente el penal cuenta con sensores electromagnéticos que rastrean la presencia de cualquier elemento extraño, hasta la pisada de un ave. Cada puerta al interior de la cárcel tiene un sistema de detección de metales.

Para mantener viva esta estructura, la cárcel tiene una planta eléctrica que tan solo tarda ocho segundos en activarse, cuando se interrumpe el fluido eléctrico. La cárcel ubicada a diez minutos de Valledupar, está físicamente aislada.

Los reclusos deben soportar hasta 40 grados de temperatura, no les está permitido colocar abanicos en las celdas. Los prisioneros han denunciado en diferentes ocasiones la violación de derechos humanos y torturas. La fortaleza carcelaria ha sido comparada con la cárcel de Guantánamo, en la isla de Cuba.

La mayor parte de la población reclusa de la penitenciaría es foránea, por lo que muchos de sus familiares se han radicado en Valledupar para estar cerca de ella. Y de acuerdo con la percepción ciudadana, también llegarían parte de sus estructuras delincuenciales, que influirían en los niveles de inseguridad que se registran en Valledupar.

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